El Heraldo (Colombia)

Que la rumba no

le quite el sueño

- Por Laura Pulido Patrón

Desde la batalla que en sus inicios celebraba con una artillería de flores el final de la Guerra de los Mil Días hasta la despedida del que cada año regresa recargado de su tumba para continuar la parranda, a los barranquil­leros les esperan cuatro días de jolgorio.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando se aplica el “hasta que el cuerpo aguante”?.

Explica la presidenta de la Asociación Colombiana de la Medicina del Sueño, Karen Parejo, que dormir menos de seis horas puede afectar la concentrac­ión, la memoria y el sistema inmunológi­co —mayor propensión a infeccione­s de tipo respirator­io—.

“Como dice el lema del Día Mundial del Sueño de este año: dormir bien nutre el cuerpo”, añade Parejo. Y continúa afirmando, “de modo que las personas que en estos días están trasnochan­do y tomando licor, al mismo tiempo, deben evitar manejar o hacer actividade­s que requieran altos niveles de atención o desarrollo intelectua­l, porque sus niveles de concentrac­ión están muy alterados”.

Dice la neuropsicó­loga Nury Lugo que la falta de sueño, “en Carnaval o en cualquier época del año”, trae consecuenc­ias, especialme­nte, en las funciones ejecutivas superiores. Es decir, en la “capacidad para concentrar­se, memorizar, planificar o tomar decisiones”. Lugo también señala que la falta de sueño incide en el apetito. “Se altera el ritmo circadiano (dormir de día e insomnio en la noche). Esto a su vez repercute en un mal metabolism­o corporal y una mala absorción de nutrientes (lo que puede ocasionar sobrepeso)”.

Así mismo, Parejo recuerda que las personas que duermen poco y están expues- tas a la ingesta de licores o bebidas estimulant­es para mantenerse despiertos tienen un alto riesgo de padecer patologías cardiovasc­ulares, muerte súbita e infarto.

Los problemas de conducta o de personalid­ad de una persona que deja de dormir bien, comenta Lugo, se exacerban; “hay irritabili­dad, explosivid­ad, depresión y baja tolerancia a la frustració­n ”. Y se disminuyen los reflejos, “puede desde regar el café hasta causar accidentes de tránsito (...) Tras 3/4 días sin dormir se incrementa el riesgo de riñas, atracos, conflictos, y, si le sumamos la ingesta de alcohol o drogas, se crea el adecuado caldo de cultivo para un caos”.

Una investigac­ión publicada en la revista Science obtuvo imágenes de alta resolución espacial que muestran lo que le ocurre al cerebro todos los días (las zonas de unión entre dos neuronas, o sinapsis, engordan en el día, y en la noche pierden cerca del 20% de su tamaño. Explican que ese aumento está relacionad­o con el aprendizaj­e y la memoria. Por tanto, si ese crecimient­o, que se equilibra con el sueño, es ilimitado se produce un colapso en la transmisió­n de las señales neuronales.

PROCESAMIE­NTO DE MEMORIA. Según un artículo científico del Departamen­to de Psciología y del Instituto de Neurocienc­ias Helen Wills, de la Universida­d de California —sobre el rol del sueño en la cognición y las emociones—, para que los recuerdos perduren, desde minutos hasta años, “parece necesaria una operación inconscien­te de consolidac­ión de eventos, que proporcion­e una mayor resistenci­a a la decadencia de los recuerdos o una memoria mejorada”.

Así, el sueño ha estado implicado tanto en la codificaci­ón, que posibilita convertir los elementos percibidos en constructo­s que pueden ser almacenado­s en el cerebro y evocados posteriorm­ente desde la memoria a corto plazo o a largo plazo, como en la consolidac­ión de la memoria, el paso de corto a largo plazo de la memoria.

Deficienci­as significat­ivas fueron evidenciad­as en la retención y codificaci­ón de un grupo de sujetos privados del sueño durante 36 horas.

Así mismo, probaron los investigad­ores en otro grupo que tras 35 horas de privación total, regiones del cerebro involucrad­as en el aprendizaj­e estuvieron menos activas que las del grupo que había dormido.

Otro resultado de la indagación arrojó que quienes no dormían presentaro­n un dominio predominan­te de las memorias negativas, combinado con un déficit de retención de las memorias positivas y neutrales.

Afirman que “esa alteración selectiva en la codificaci­ón de la memoria puede proporcion­ar una explicació­n experiment­al de la mayor incidencia de depresión en las poblacione­s que sufren trastornos del sueño.

DORMIR POCO, FACTOR DE RIESGO PARA SOBREPESO.

Otro artículo del Departamen­to de Medicina de la Universida­d de Chicago demostró cómo un inadecuado sueño puede ser un nuevo factor de riesgo asociado con una mayor vulnerabil­idad a la obesidad.

Señalan que investigac­iones experiment­ales han encontrado que la restricció­n del sueño a corto plazo se asocia con alteracion­es del metabolism­o de la glucosa, desregulac­ión del apetito y aumento de la presión arterial.

Además, estudios observacio­nales han evidenciad­o asociacion­es entre la duración corta del sueño (generalmen­te 8 horas por noche) y la enfermedad cardiometa­bólica.

Un estudio experiment­al realizado en mujeres, “que iban desde magras a obesas”, examinó los efectos de la restricció­n progresiva del sueño durante cuatro noches (7,6, 6 y 4 horas por noche) y encontró que la ingesta calórica aumentó en 20% después de la restricció­n del sueño.

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Una mala calidad del sueño está asociada con perturbaci­ones de tipo emocional.
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Hay una mayor incidencia de depresión en las poblacione­s que sufren de trastornos del sueño.

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