El cáncer de la corrupción
La palabra corrupción viene del latín “corruptus”, qué significa romper o destruir y su incidencia no es de estos tiempos si no esté mal lo vamos a encontrar como un fenómeno a lo largo de la historia humana.
Este flagelo que hoy por hoy se encuentra extendido no solo en el país, sino en gran parte de los países latinoamericanos y en otros tantos del globo terráqueo, inclusive en el propio Vaticano, tal como las admitió el papa Francisco, diciendo de que allí existía “corrupción y una atmósfera mundana y principesca”.
De este cáncer Colombia no ha sido la excepción, recientemente hemos conocido de los escándalos de Saludcoop, de CaféSalud, de Caprecom, Reficar y el que nos ocupa en este momento qué es el de los supuestos sobornos que ha hecho Odebrecht en el país, que ha ocasionado que los colombianos además de estar conturbados, preocupados y desesperados con lo que está sucediendo, experimentemos también un hastío, un cansancio y una indignación con la clase política que tenemos.
Ante este escenario, es hora de que los colombianos reaccionemos firmemente ante el proceder de nuestra clase política, para que después no nos estemos quejando, que en el país pueda suceder un levantamiento cómo sucedió en Venezuela, país en que los partidos políticos estaban podridos y el pueblo indignado veía a sus políticos enriqueciéndose a costa de los dineros del estado, lo que permitió el surgimiento de Hugo Chávez, que logró entusiasmar a las masas descontentas y entronizar un nuevo gobierno.
Por eso ante este escenario, es hora de que los colombianos nos pellizquemos y busquemos nuevas alternativas políticas que rediman de este mal a nuestro país. Valmiro De la Hoz Cantillo Abogado