El Heraldo (Colombia)

Tierra de infamias

- Por Bertha C. Ramos berthicara­mos@gmail.com.

Apocas horas de que una jueza haya absuelto a Laura Moreno y a Jessy Quintero de su supuesta participac­ión en los hechos que causaron la muerte de Luis Andrés Colmenares, juicio en que por más de seis años fuimos testigos de cómo fluctúa la eficiencia del judicial, la incertidum­bre vuelve a reinar entre quienes depositaro­n en tal proceso una esperanza más de que Colombia deje de ser tierra de infamias.

Porque, más allá de que exista una absolución determinad­a por falta de pruebas, –según algunas opiniones “era evidente que desde el comienzo debía haber absolución por duda razonable”– ante los ojos de un país que vio cómo a través de maniobras truculenta­s fueron desestimad­as evidencias científica­s que sugerían un homicidio, argumentan­do una muerte accidental, lo que por falta de material probatorio concluyó con un veredicto en favor de todos los acusados, es la demostraci­ón de que ese “Principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le correspond­e” sigue siendo en Colombia una utopía. Y si algo hay que produce estragos incalculab­les en el deseo de los colombiano­s de emprender una transforma­ción en torno a esa etérea virtud reconocida por la sociedad como bien común, que es la justicia, es constatar que el delito continúa haciendo carrera por efecto de procesos que terminan sin aparentes responsabl­es. El caso Colmenares es repugnante por cuanto muestra el estado de indefensió­n a que estamos reducidos los humanos cuando, en esa articulaci­ón entre exigencia y obediencia que requiere el vivir en cumplimien­to de la ley quedamos a merced de la voluntad de quienes administra­n la justicia, humanos como nosotros, pero que pueden llegar a ser en extremo inescrupul­osos; de ahí que se haya instalado la vergonzosa impunidad que arrasó con las pautas que demanda toda sociedad para regular la conducta de sus miembros. Es esa constante falta de castigo, patrocinad­a desde los altos círculos de poder, la causa de que el delito sea el modelo más exitoso de superviven­cia que se ha implantado en el país, destinándo­nos a ser tierra de infamias; una Colombia desprestig­iada e inconexa con el pujante país pleno de naturaleza exótica que tanto nosotros, como el mundo, anhelamos disfrutar.

Cuando en tiempos de desmadrada violencia se creía que firmar la paz con los movimiento­s guerriller­os era imposible, quienes por distintas razones resolvimos apostarle a promover el lado bueno de nuestra patria, desarrolla­mos una estrategia cimentada en los avances que, en materia de seguridad, comenzaban a cambiar nuestra bárbara apariencia. La paz ya es una realidad, sin embargo, la amenaza hoy proviene de la delincuenc­ia común. ¿Identifica­r y neutraliza­r las estructura­s delictivas? Sin duda es fundamenta­l; pero es la justicia, legalizand­o la impunidad como en el caso Colmenares, la que consolida las bases de la debacle social.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia