Europa contra la evasión fiscal
La Unión Europea está muy necesitada de buenas noticias. El club europeo creado después de la Segunda Guerra Mundial y en respuesta a ella está viviendo sus horas más bajas, y no solo por el bréxit. La mala gestión de la crisis del euro, la imposición de políticas de auste- ridad a los países rescatados, y la incapacidad de ponerse de acuerdo para la acogida de los refugiados han profundizado el desencanto que siente buena parte de la ciudadanía europea. Esto da alas a partidos que promueven el antieuropeísmo, como ocurre en Francia, Holanda y Alemania, que celebran elecciones este año.
Pero el club de los 28 –o 27, una vez que se haya consumado la salida del Reino Unido– da señales de vida de vez en cuando. Esta semana, los ministros de Finanzas y Economía han logrado un avance en la lucha contra la evasión fiscal masiva por parte de las grandes empresas, un proyecto en el que llevan años trabajando. Las artimañas contables de las multinacionales están causando un daño considerable a las arcas públicas en Europa, que pierden hasta 70.000 millones de euros en impuestos al año, según algunos cálculos. Es muy común trasladar los beneficios en países con altos impuestos a sucursales en territorios con baja imposición, dentro y fuera de la UE. Así por ejemplo, las empresas de Starbuck’s pagan a la sucursal de la multinacional en Suiza precios inflados en concepto de derecho de marca o por la compra del café.
Otro aspecto es la lucha contra los paraísos fiscales. Los ministros europeos han elaborado una nueva lista de 92 jurisdicciones que serán investigadas por su régimen fiscal, incluyendo estados de EEUU como Delaware. “La UE está en primera línea en la lucha contra la evasión fiscal”, dijo el ministro de Finanzas de Malta, Edward Scicluna, cuyo país ejerce la presidencia de turno de la UE y que, irónicamente, es una especie de paraíso fiscal dentro de Europa. De allí que los avances de los ministros fueran recibidos con cautela por activistas y partidos que exigen un curso más decidido contra la lacra de la evasión fiscal. Critican que las medidas, una vez aprobadas, solo entrarían en vigor a partir de 2020, lo cual daría a la industria de consultores como KPMG, Deloitte o PwC tiempo para inventarse nuevos esquemas de ‘maximización fiscal’, como lo suelen llamar.
Las cosas en el club europeo van lentas, como demuestra también el intento de diez países miembros de la UE de introducir una tasa sobre las transacciones financieras, inspirado en la tasa Tobin. Llevan varios años y cuando el compromiso parece cerca, siempre surge algún obstáculo. Esta vez es la exigencia de algunos países de eximir a los fondos de pensiones del nuevo impuesto.
Los ministros harían bien en producir resultados concretos muy pronto. Sería una señal de que la UE no actúa siempre en beneficio de las grandes empresas y demostraría que la unión de los Estados es capaz de combatir malas prácticas que un país por sí solo, por grande que fuera, difícilmente podría arreglar.