Las aguas residuales, el recurso desaprovechado
La mayoría de las actividades humanas generan aguas residuales, y más del 80% de las aguas residuales de todo el mundo se liberan en el medio ambiente sin tratamiento. Así lo expresa la directora general de la Unesco, Irina Bokova, con motivo del Día Mundial del Agua.
En el mensaje del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos señala que esta situación no puede continuar. “Limitar la liberación en la naturaleza de aguas residuales sin tratar no solo salva vidas y mejora la salud de los ecosistemas, sino que, además, puede contribuir a fomentar el crecimiento sostenible”.
El acceso al agua potable y al saneamiento es esencial para los derechos humanos, la dignidad y la supervivencia de mujeres y hombres de todo el mundo, en especial los más desfavorecidos. También es decisivo para avanzar en la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en su conjunto, puesto que el agua es un hilo conductor de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus metas interrelacionadas, indica.
Ante la demanda creciente, las aguas residuales pueden constituir una alternativa fiable como fuente de abastecimiento de agua; para ello es preciso cambiar el paradigma de la gestión de las aguas residuales, pasando de “tratar y desechar” a “reducir, reutilizar, reciclar y recuperar”. Las aguas residuales ya no deberían verse como un problema, sino como parte de la solución para problemas a los que se están enfrentando todas las sociedades. Las aguas residuales tratadas pueden ser una fuente alternativa de abastecimiento de agua económicamente eficiente, sostenible, segura y fiable para diversos fines, desde el riego hasta los usos industriales, pasando por el consumo de agua potable, especialmente en situaciones de escasez de agua. “Para ello, debemos cambiar las mentalidades, concienciar y redoblar los esfuerzos educativos para compartir los beneficios de la reutilización de las aguas residuales”, agrega.
“Debemos situar la mejora de la gestión de las aguas residuales en el centro de una economía circular, logrando un equilibrio entre el desarrollo y la protección y el uso sostenible de los recursos naturales. Ello aportará amplios beneficios, con repercusiones en la seguridad alimentaria y energética y en la atenuación de los efectos del cambio climático”, expresa. Como organismo de las Naciones Unidas dedicado a las ciencias y la educación relativas al agua, la Unesco trabaja en todos los ámbitos para conseguir esos fines, empezando por el Programa Hidrológico Internacional y su red de centros, cátedras y comités nacionales.
Asimismo, el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos proporciona a los gobiernos y a la comunidad internacional información avanzada y de utilidad para la formulación de políticas acerca de los recursos de agua dulce en todo el mundo, además de experimentar con técnicas nuevas de control del agua que tienen en cuenta las cuestiones de género. Todo esto será vital para el logro de la Agenda 2030.