El Heraldo (Colombia)

150 años de la Sociedad Hermanos de la Caridad

Desde su creación esta entidad se propuso realizar tres obras de gran utilidad como el Cementerio Universal, la Iglesia del Rosario y el Hospital de Caridad, hoy llamado Hospital de Barranquil­la.

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Desde la segunda mitad del siglo XIX, Barranquil­la comenzó a perfilarse como un sitio favorable para el comercio, la industria, la educación y la cultura. Diversas circunstan­cias de orden geográfico y cultural contribuye­ron a su desarrollo acelerado, hasta ubicarla en un puesto privilegia­do entre las principale­s urbes del país.

La gente llegaba a la Arenosa buscando mejores posibilida­des. La ciudad se fue constituye­ndo en una especie de imán que atraía oleadas selectivas de inmigrante­s: fabricante­s, comerciant­es, estudiante­s, intelectua­les, y, en general, un variado elenco de nacionales y extranjero­s.

El ambiente citadino de fraternida­d estaba envuelto por el aire fresco de la libertad. La atracción era inmensa. La gente llegaba de todas partes. En la plenitud de aquella época nuestro pueblo vivía tranquilo y dormía feliz en las noches apacibles.

Pero una sombra flotaba en ese ambiente encantador. Era la intoleranc­ia religiosa que encontraba su punto culminante en la discrimina­ción ejercida contra las personas de credos diferentes a la religión dominante, sobre todo en los funerales de los seres queridos, cuando los humanos más necesitamo­s la solidarida­d de nuestro semejante.

En esas circunstan­cias nació la Sociedad Hermanos de la Caridad, entidad que desde su fundación se propuso realizar tres obras de gran utilidad: un cementerio (el Universal), una Iglesia (la Iglesia del Rosario) y un hospital (el Hospital de Caridad, hoy llamado Hospital de Barranquil­la), obras todas que debían ser iniciadas por esta corporació­n, como quedó establecid­o en su acta de inicio, fechada el 9 de mayo de1867, y así se hizo.

“En la ciudad de Barranquil­la, en la Casa Habitación del sr. Eufracio Sánchez, reunidos los infrascrit­os se acordó establecer una sociedad filantrópi­ca con el objeto de ejercer la caridad como lo manda nuestra religión, practicand­o las obras de misericord­ia, hasta donde lo permitan los medios, los tiempos y las circunstan­cias, y reuniendo un fondo para atender los gastos necesarios; y conseguir los útiles indispensa­bles para llegar al fin propuesto”, reza el acta de instalació­n de la Sociedad Hermanos de la Caridad.

Tales obras se adelantaro­n con los auxilios de la nación, el Estado soberano de Bolívar, el municipio de Barranquil­la, las donaciones voluntaria­s de sus miembros y el concurso de distinguid­as personalid­ades de ese entonces.

Así mismo, el 15 de octubre de 1870, por iniciativa del hermano Eusebio De la Hoz, católico y fervoroso masón, se creó El Misionero, periódico pequeño, tamaño un cuarto, de cuatro páginas, que circulaba quincenalm­ente, pero que sólo alcanzó a llegar al número 5, el cual salió el 15 de diciembre del mismo año de su nacimiento.

La Sociedad Hermanos de la Caridad, a lo largo de su historia, le ha brindado a la ciudad de Barranquil­la espacios materiales e intangible­s, no sólo para aquellos momentos en que se requiere la solidarida­d y la comprensió­n con motivo del deceso de un ser querido, sino que también le ofrece espacios para el crecimient­o intelectua­l y espiritual.

Con esa filosofía se creó la Funeraria y el Cementerio Universal, el panteón de mayor trascenden­cia histórica de la ciudad y de una belleza artística sin igual, donde yacen ilustres personalid­ades del arte, la ciencia y la cultura que le dieron lustre a la ciudad de Barranquil­la. Así mismo se han editado obras de carácter científico, histórico y literario; se fundó la biblioteca pública Julio Hoenigsber­g, dotada de libros, documentos y artefactos de la moderna tecnología; la Semana Cultural de la biblioteca; el Gran Recital Arte in Memóriam Día de los Difuntos, hecho cultural que se realiza cada año para conmemorar a los que nos dieron el último adiós y se fueron para el Valle de la Eternidad; la revista El Misionero, medio de divulgació­n de los procesos intelectua­les que generan los miembros activos de la Sociedad Hermanos de la Caridad, al lado de distinguid­as personalid­ades de las cuales siempre estamos acompañado­s, además de un público que se identifica con los valores culturales y que le gusta solazarse con las imágenes y los sentimient­os que suscitan las verdades de la ciencia, el arte y el humanismo; el Salón Tertulia la Oca, un bello espacio para la recreación y el esparcimie­nto, como estrategia­s para el aprendizaj­e y el intercambi­o dialéctico de opiniones y las muestras literarias y artísticas. En nuestros espacios, los visitantes y usuarios se aproximan entre si y ganan la familiarid­ad en un ambiente fraternal.

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 ??  ?? La informació­n suministra­da ha sido tomada de textos de la Sociedad Hermanos de la Caridad y la colaboraci­ón de José Morales Manchego, director cultural de la entidad, y Mario Morales Charris.
La informació­n suministra­da ha sido tomada de textos de la Sociedad Hermanos de la Caridad y la colaboraci­ón de José Morales Manchego, director cultural de la entidad, y Mario Morales Charris.
 ??  ?? Junta directiva integrada por Sady Fernández Ramos, vocal; Federico Nobmann Santos, vocal; Mario Morales Orozco, vocal; Luis Zuleta Guerrero, vocal; Antonio Iginio Caro, vocal; Fulvio Viñas Ramos, gerente; Javier Gómez Armella, vocal; Mario Manuel...
Junta directiva integrada por Sady Fernández Ramos, vocal; Federico Nobmann Santos, vocal; Mario Morales Orozco, vocal; Luis Zuleta Guerrero, vocal; Antonio Iginio Caro, vocal; Fulvio Viñas Ramos, gerente; Javier Gómez Armella, vocal; Mario Manuel...

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