El hermoso árbol de Navidad de don Carlo
Hay entrenadores que han nacido con una flor allá donde termina la espalda y otros que lo han hecho con un cactus en el mismo sitio. Carlo Ancelotti, a punto de los 60, puede sentirse ‘jopón’, como se dice vulgarmente por estos lares. Está tan orgulloso de su carrera, de su vida en general que a su autobiografía le puso el nombre de Mi árbol de Navidad. No pudo encontrar un mejor título el coautor para describir el éxito de este entrenador italiano, que como futbolista también lo ganó casi todo.
Don Carlo, como lo llaman los italianos, puede que no sea un entrenador que haya innovado en el fútbol o que haya apostado por un fútbol valiente en el que primara por encima del resultado el jogo bonito. Enamorar jugando este deporte no ha sido el objetivo principal de Ancelotti. Lo suyo ha sido el resultado. Triunfar allá donde lo contrataran. Claro está que el italiano no nació para ir a cualquier equipo. Un hombre que quiere adornar su arbolito cada diciembre no está para esperar milagros por muy creyente que sea. Salvo sus años rurales.
Ancelotti no ha dirigido a ningún equipo pequeño. Y su desafío no ha sido llegar al éxito con un Junior, por poner un ejemplo local, como puede estar soñando Julio Comesaña. A Ancelotti no le han pedido que gane un título a los dos meses de trabajo como a Alberto Gamero. Y esa ha sido su gran suerte. Ha ido a clubes con proyectos serios, a entidades que no se ponen nerviosas con los resultados, directivos que tienen paciencia y que no se dejan influenciar por el entorno.
El título de la autobiografía se le ocurre a Ancelotti de su propia táctica: 1-4-3-2-1. Y esa estratagema ha sido su estilo. Hoy en día puede decir en voz alta que después de empezar con el Reggiana y el Parma, esa táctica ha llenado su árbol de regalos importantes. También puede decir que en todos los equipos en los que ha vivido ha tenido un plantel de primera calidad. Y que por eso acumula 19 títulos en su carrera en los banquillos, entre ellos tres títulos de Champions (2 con
el Milan y uno con el Madrid).
Es uno de esos entrenadores que allá donde ha dirigido, en Italia (Milan), Inglaterra (Chelsea), Francia (PSG) y Alemania (Bayern Munich) ha ganado el campeonato local. Menos en España, donde Barcelona y Atlético de Madrid no le dejaron con el Real Madrid, pero sí, en cambio, con los blancos conquistó nada menos que una Champions, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. Muy pocos entrenadores tienen ese arbolito de éxitos, y aunque esta temporada en el Bayern reciba críticas por ganar solo un título, todo esto es único de Don Carlo. Flor en el culo, que dicen los españoles.