El Heraldo (Colombia)

Cavaliers, sin margen de error ante Golden State

“Warriors es un gran equipo, pero los ‘Cavs’, igual o mejor”

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El encuentro ante los Warriors será hoy a las 8:00 p.m., por Espn.

A un juego de perder el título, LeBron James y los Cleveland Cavaliers enfrentará­n hoy (8:00 p.m. por Espn) no sólo a un equipo de Golden State que permanece invicto en estos playoffs, sino también a sus propios demonios que le azotan en la Final NBA 2017.

Cuando en el último minuto del tercer juego del miércoles LeBron estalló el balón contra la cancha –un gesto poco usual en él–, luego de perderlo tras pisar la raya lateral, mostró la frustració­n que embarga a sus Cavs por no poder frenar a dos fuerzas telúricas como Kevin Durant y Stephen Curry.

Entre Durant y Curry tienen a los ‘Cavs’ contra la pared, y a los Golden State saboreando el plato frio de la venganza, luego de caer humillados ante LeBron y su tropa en la final del pasado año.

“Cuando juegas bien y lo das todo, y al final ves como se te va el triunfo, eso desinfla. Pero hay que levantarse y luchar”, declaró James luego del partido que los Warriors ganaron 118-113. Nunca en la historia de la NBA un equipo que estuvo abajo 3-0 en la final logró ganar el título, pero LeBron James afirmó que no se resigna.

Sus Cavaliers perdieron su oportunida­d: ganaban por seis puntos (113-107) a tres minutos del final, pero se desinflaro­n física y mentalment­e ante el empuje de Durant (31 puntos) y Curry (26).

Las dos estrellas de Golden State anotaron los últimos once puntos del partido.

Golden State lidera la serie 3-0 y va camino de reconquist­ar la corona con récord perfecto de 16-0, una hazaña sin precedente­s en la NBA o en cualquiera de las tres principale­s ligas profesiona­les de Norteaméri­ca: béisbol, hockey sobre hielo y fútbol americano.

“Este es probableme­nte el equipo con el mayor poder de fuego que he enfrentado en mi carrera”, señaló James. “Incluso cuando juegas bien, tienes que jugar grande, grande para vencerlos”. AFP A los 81 años de edad rinde tributo a la historia y a la vida Marco Coll, uno de esos magníficos jugadores de fútbol que en súper abundancia diera la Barranquil­la de los años 40, 50 y 60, en contraste con lo que todos podemos ver hoy: mucho ruido de nueces, y pocos frutos de calidad.

A Marco Coll no lo favoreció en muchas medidas la naturaleza que lo lanzó a las canchas de fútbol con una baja estatura, aunque ella fue generosa con él, por la velocidad de su carrera.

Marco Coll no fue mediocampi­sta como lo dice una agencia de prensa, sino especialme­nte un alero derecho de buena velocidad como tienen que ser los aleros de ambas extremidad­es. Que haya jugado en el mediocampo en alguna ocasión, no esfuma su condición primigenia de alero derecho, con esa posición baja a Santiago de Chile para participar en el Campeonato Mundial de Fútbol, en la que le esperaba una hazaña que puede considerar­se como un acto inesperado dentro de un partido, en el que se desarrolló un gol olímpico, considerad­o así el cobro de un córner y la pelota se esfuma tanto del portero como de los defensas, para penetrar en las redes del equipo soviético.

Aquel golazo, que se esfuma de las manos expertísim­as de Lev Yashin, el arquero considerad­o por tirios y troyanos, montescos y capuletos, y si lo quieren o no lo quieren baranoeros y sabanalarg­ueros , estaba considerad­o el mejor guardián del mundo.

Según lo describen numerosos testigos de aquella prodigiosa jugada, Yashin perdió los estribos y la serenidad como la objetivida­d que se necesita en el cobro de un tiro de esquina, donde muchos jugadores se arrojan en pos de la pelota, y aquel que la patea en la confusión hace el milagroso gol.

No siendo quien esto escribe un cronista de fútbol, aunque ajeno no es, ni en los afanes de la primera juventud ni tampoco en la necesidad de analizar una jugada que se distinga de todas las demás, como fue el caso del gol de Marco Coll.

Ya en los vaivenes de la veteranía fuimos bastante amigos de Marco Coll. En cualquier agasajo o fiestecita del patio con sus traguitos al fondo, Coll sometía a prueba que se le despojara del balón cuando lo tenía pisado por su guayo derecho. Y patearlo bajo esa circunstan­cia, no era posible sacárselo del pie derecho de Marco Coll, pues parecía pisado por una tonelada de hierro. ¿Qué lo hacía inamovible en la posición en la que estaba ese balón? Pues daba igual que lo pateara ‘el Flaco’ Meléndez, u otro cualquiera, que tenían sobrada mandarria para ponerlo en movimiento.

No podríamos finalizar este improvisad­o artículo, sin dejar de señalar la sencillez de la vida de Marco Coll, que era el pan nuestro de cada día en la existencia de este excelente jugador.

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AFP Kevin Durant, pieza clave de los Golden State Warriors.

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