Creer más en lo nuestro
La alfabetización digital de la juventud actual es una gran oportunidad.
La irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación, TIC, en el concierto económico nacional, ha roto una barrera importante en el acceso a los nuevos medios para mejorar la calidad de vida. La experiencia que ya se tiene en Barranquilla ratifica que sí es posible crear una nueva economía digital a través de las TIC.
Desde hace mucho tiempo, hemos tenido como ejemplos ideales de estos procesos a países como Corea o Japón, incluso viéndolos como inalcanzables. Pero lo que se ha logrado en el país indica que, si ejecutamos un trabajo sistemático y dirigido, es posible generar los desarrollos tecnológicos que se requieren para seguir avanzando en distintos escenarios.
En Barranquilla hemos visto cómo la tecnología mejora la calidad de vida de los niños con autismo. Cómo artesanos que no tienen focos de comercialización encuentran vías distintas para la salida de sus productos. Y todo ello se ha conseguido con tecnología propia, hecha en el Caribe. Manejando estos recursos que ya tenemos a mano, podemos empezar a diversificar los sectores y el desarrollo económico regional.
Comúnmente, se siente que las universidades no son importantes en los desarrollos tecnológicos y la innovación. Pero en la actualidad estas instituciones educativas en el Caribe, y sobre todo las de Barranquilla, están apostándole a crear nuevas empresas con la tecnología como un factor fundamental.
Entre los grandes desafíos se hallan los procesos de fabricación, una vez se cuenta con los prototipos. Esto sucede porque traer dispositivos electrónicos para poder hacer ensamblajes sigue siendo muy complicado; es posible llegar hasta cierto grado de prototipaje, pero cuando se quiere escalar industrialmente el país no está tan preparado para ello. Sin embargo, la industria TI (Tecnologías de la Información) de Barranquilla está exportando servicios tecnológicos a países como Estados Unidos o a la misma Unión Europea.
Esa dinámica está ocurriendo hoy en el Caribe, aunque es real que muchas veces nos cueste creer en lo nuestro. A la gente le encanta que le lleguen las cosas en avión.
El Centro de Crecimiento Empresarial MacondoLab, de la Universidad Simón Bolívar, se ha convertido en la aceleradora de negocios número dos de Colombia. Porque hay una materia prima excelente constituida por buenas empresas, emprendedores aptos, gente con capacidad para desarrollar mecanismos. Entonces, simplemente es poner las fichas para crear mayor acceso a la tecnología.
En general, las universidades de Barranquilla tienen el corazón puesto en el desarrollo de la ciencia y la tecnología a través de la innovación y el emprendimiento.
Es claro, además, que la juventud actual no aspira a ser empleada en una multinacional, como mucha gente tiempo atrás. Las nuevas generaciones han nacido con las tecnologías, con el mundo de la información; pero eso, que pudiera ser visto por algunos como una amenaza, es una oportunidad para transformar, con liderazgos y ética, la manera de hacer las cosas.
Los jóvenes están alfabetizados digitalmente. No les da miedo romper barreras. Para ellos recorrer el mundo resulta sencillo. Y es una ventaja que, de pronto, la generación nuestra no tuviera entonces eso que es preciso para hacer tecnología.
Y aunque sigue habiendo falencias en el manejo del segundo idioma, eso se va a ir resolviendo.
El escenario es mucho más positivo de lo que pudiera pensarse. Estamos en una revolución en este momento: lo que hablamos hace 16 años sobre temas de innovación, hoy no tiene nada que ver con el escenario global internacional. Este es, sin duda, un momento singular en el Caribe para poder lograr una transformación empresarial y también social; para que esas tecnologías nos hagan avanzar y, al mismo tiempo, contribuyan al desarrollo integral de nuestra región. *Vicerrectora de Innovación e Investigación de la Universidad Simón Bolívar
Opinión