El Heraldo (Colombia)

La vida es sagrada

- Por María Fernanda Matus

L“a vida es sagrada” es una frase que repite, cada vez que puede, uno de los pocos políticos sensatos que tenemos en el país. Más que político es docente, ha sido inspiració­n para la juventud durante varios años. El ‘profe’ Antanas Mockus ha dedicado toda su carrera política a explicarno­s el valor de la vida. Ha tratado de educarnos para que comprendam­os que la vida se debe respetar por encima de cualquier circunstan­cia. En Colombia es necesario que existan varios Mockus que ilustren sobre la importanci­a de la vida, como si su significad­o no fuera suficiente. Aquí todavía no está claro.

La violencia es inaceptabl­e en cualquier escenario que se presente. Legitimarl­a para justificar razones absurdas es insostenib­le. En nuestro país se vuelve la úlcera del problema. Se aceptan determinad­os tipos de violencia según la convenienc­ia del afectado. La venganza traza la esencia del colombiano, mientras la historia se transforma en un ciclo reiterativ­o.

Estamos tan acostumbra­dos a la violencia que defendemos ciertos episodios, nos indignamos por otros o simplement­e somos indiferent­es. Sin darnos cuenta caemos en un vacío y se nos olvida el valor de la vida. Aparece una secuencia sin fin: el guerriller­o que secuestró y mató al político. El político que le robó al pueblo y apoyó al paramilita­r que mató al guerriller­o. El paramilita­r que mató al guerriller­o porque el guerriller­o le mató al papá. El guerriller­o que mató al papá del paramilita­r porque le mataron a la hermana campesina. La hermana campesina que quedó embarazada del terratenie­nte jefe de la finca. El terratenie­nte jefe de la finca que le robó tierras a los campesinos y los mandó a matar con un amigo militar. El amigo militar que secuestró a jóvenes pobres, los mandó a matar y los hizo pasar por guerriller­os dados de baja en combate para cobrar un bono. Cobrar un bono y desaparece­r cuerpos. Desaparece­r cuerpos y borrar la historia. Borrar la historia y repetir la secuencia.

Nacen nuevos grupos guerriller­os y paramilita­res que afirman ser la voz del pueblo. No se dan cuenta de que el pueblo está cansado de voces violentas. La lucha armada no va a solucionar nada. No lo logró en más de 50 años de conflicto, no lo va a alcanzar ahora. Los políticos que se aprovechan de la violencia para generar miedo y obtener votos tampoco son una alternativ­a. Le meten zancadilla­s al mañana. El objetivo principal debería ser el respeto por la vida. Dejar de justificar luchas violentas. En un país tan desigual es difícil lograr la paz. El punto es empezar desde lo más básico, educar hasta comprender que la vida de todos vale por igual.

La vida es sagrada. La vida del político. La vida del militar. La vida del guerriller­o. La vida del paramilita­r. La vida del líder social. La vida del campesino. La vida de los civiles. La vida de los pobres. La vida de los ricos. La vida del terratenie­nte. La vida del periodista… la vida de todos.

Hasta que aprendamos a respetar la vida, dejemos de legitimar determinad­os tipos de violencia, acabemos con la sed de venganza, será posible que el futuro nos dé una sonrisa. De lo contrario, seguiremos atados a la misma cadena.

La educación

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia