Noticias de Pivijay
Este lunes el alcalde de Pivijay, Eduardo Villa Mozo, fue denunciado por abuso sexual a una niña, parienta suya, de 14 años. La niña iba caminando rumbo a hacer una tarea y el alcalde, muy amable, se ofreció a hacerle el chance. La llevó a un motel y abuso de ella brutalmente. Tanto que la niña no habría contado del crimen si no fuese por los violentos abusos que le dejó en su cuerpo. El partido, Cambio Radical, ya destituyó al alcalde de sus filas, y el tipo no ha sido capaz de hacer declaración alguna o dar la cara.
Parece un caso excepcional, pero sabemos que no lo es. Cualquier costeña que haya caminado por las calles sola, de niña, sabe que ese ofrecimiento de “yo te llevo” es frecuente. Todas sabemos también que es peligroso, no porque nos digan explícitamente “si te montas al carro de este tipo te va a violar en un motel” pero todas lo entendemos de manera tácita. Claro, hay excepciones con los conocidos y la familia. Lastimosamente la mayoría de los agresores sexuales, especialmente cuando se trata de menores de edad, son precisamente conocidos o miembros de la familia.
Habrá que pensar también en cuáles niñas son las que caminan por las calles: las pobres o las intrépidas, porque las mujeres necesitamos o temeridad, o necesidad, o una mezcla de las dos para lanzarnos a habitar el espacio público. Muy rara vez lo hacemos por placer, y esto es especialmente triste para las niñas, que tendrían que poder disfrutar del mundo sin que moverse del punto A al punto B sea una situación de riesgo.
Es también un problema de poder. La violencia sexual no nace de una atracción irrefrenable sino de una situación de poder, que le permite a una persona disponer del cuerpo de otra como si fuera un objeto, con la presunción de que puede salirse con la suya. Quizás el alcalde Villa se salió muchas veces con las suya antes de esta denuncia. Y es por eso que el padre de la niña dice en Caracol Radio que tiene miedo, “porque el alcalde será destituido, no sabemos qué pueda hacer contra nosotros”. Y es cierto: el partido, Cambio Radical, destituyó inmediatamente a Villa (en realidad era la única reacción posible) pero las redes de poder que llevaron a Villa a ser atractivo para el partido en primer lugar, siguen intactas. Peor, no hay un autoexamen al interior de Cambio Radical para tomar medidas en contra del abuso sexual y el acoso sexual que seguramente y como siempre y como en todos los gremios y partidos políticos, debe ser más frecuente en sus filas de lo que sabemos.
Tomarse en serio el problema de violencia sexual que vivimos las mujeres y las niñas toma más que una destitución y una denuncia mediática. No hacerlo debería tener por consecuencia el castigo de los votantes. ¿Cuándo será así?