“Se llevó una parte de mi vida”
Mistelva Cejín Miranda fue víctima de un intento de homicidio por parte de su pareja quien terminó matando a la hija de ambos, de 5 años.
Mistelva Cejín fue víctima en Malambo de un intento de homicidio por parte de su pareja, que terminó matando a la hija de ambos, de cinco años. Ahora cuenta la pesadilla que sufrió.
Cuando Mistelva Sesiath Cejín Miranda despertó, vio a su hija de cinco años en el piso y quien era su marido, Carlos Alberto Ávila Conde, yacía con la niña, ambos apuñalados en la habitación de la casa ubicada en la calle 10A número 5A sur - 37, del barrio Miraflores en Malambo.
Luego de 8 años de convivir, lo había dejado días antes. La razón fue que presuntamente intentó abusar de su otra hija, de 17 años. Mistelva volvió a la casa por las pertenencias que aún quedaban allí.
Ávila Conde ya la había llamado en reiteradas ocasiones para que volviera pero se había negado.
“Entré al cuarto y él me preguntó una vez más que si yo iba a volver a la casa y le dije que no. Se llenó de rabia, me tiró en la cama y comenzó a ahorcarme, después sacó un cuchillo que tenía debajo del colchón y empezó a apuñalarme en el estómago”, evoca Mistelva, de 39 años, abrazándose el área donde el cuchillo la alcanzó.
Sus manos muestran las heridas que sostuvo cuando intentó defenderse. En total tiene siete: dos en el estómago, una en el brazo, tres en los dedos y una más en el cuello.
“Me desmayé, eran como las 6:30 de la tarde y me desperté dos horas después. Me arrastré por el piso y llegué hasta la puerta, yo estaba en la sala y mi niña estaba en el cuarto con él, tirados en el piso. Él había colocado un candado a la reja, pero yo vi que iba pasando un muchacho, Vicente Guzmán, que vive por ahí cerca y le grité. Me auxilió y empezó a llamar a los vecinos, rompieron el candado y me llevaron a la Clínica Campbell”, relató la víctima.
Recibió atención médica pero no sabía como estaba
su hija, ni que había muerto a causa de las heridas. Tampoco su victimario, quien había sufrido la misma suerte debido a los cortes en el cuello que se infligió él mismo.
Mistelva se enteró cuando ya se había recuperado.
“Una psicóloga me dijo que la niña había muerto ese mismo día que pasaron los hechos y luego me dijo que él también estaba muerto”, recordó Mistelva.
“No lo perdono porque se llevó una parte de mi vida”, dijo entre lágrimas la mujer quien afirma que debe seguir adelante “por su otra hija que aun la necesita”.
Cuenta que nunca antes Ávila Conde la había atacado físicamente, pero que ejercía violencia psicológica a través de celos excesivos.
Tampoco había mostrado violencia hacia ninguno de los cuatro hijos que tenía. Mistelva no lo quiso dejar
porque, según ella, “quería que mis hijas se criaran en un hogar”.
Su consejo para todas las mujeres que sufren de violencia doméstica es que “no se callen, que busquen ayuda, para que no les pase lo mismo que me pasó a mí y a mi niña”.