El Heraldo (Colombia)

Navegar por el Canal del Dique

El proyecto para la recuperaci­ón de la navegabili­dad del Canal del Dique fue objeto ayer de un interesant­e debate. Más allá de las preguntas que suscite, se trata de un ejemplo de colaboraci­ón entre departamen­tos costeños.

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Uno de los proyectos más ambiciosos para la Región Caribe –la recuperaci­ón de la navegabili­dad en el Canal del Dique, desde Calamar hasta Cartagena– fue objeto ayer de un interesant­e debate, en el que el Gobierno nacional expresó su compromiso de garantizar la financiaci­ón de la iniciativa, cifrada en dos billones de pesos. La obra sería de enorme utilidad para la capital de Bolívar, por diversos motivos: reduciría en su bahía el nivel de sedimentac­ión que arrastra el río Magdalena, mejoraría el acceso de la ciudad a fuentes de agua para consumo humano gracias a la recuperaci­ón de las ciénagas adyacentes, y ayudaría a preservar los bancos coralinos de las Islas del Rosario. A ello hay que añadir, por supuesto, que se daría al puerto cartagener­o una envidiable vía de conexión con el río. Pero, tal como señalaron los expositore­s en el foro, el proyecto tiene muchos más objetivos. Entre ellos, mejorar las condicione­s para la agricultur­a y la pesca en los dos departamen­tos concernido­s y, lo que no es baladí, salvaguard­ar a largo plazo el entorno ecológico de la zona mediante la ya mencionada recuperaci­ón del complejo cenagoso. Por supuesto que quedan en el aire algunos interrogan­tes, que plantearon varios asistentes al evento. Quizá el que suscitó mayor interés fue el relativo a los efectos que la obra tendría en la desembocad­ura del río, o lo que es lo mismo, en la zona portuaria barranquil­lera. En concreto, si esos sedimentos a los que se impida entrar por el canal del Dique acaben generando problemas aguas abajo, en Bocas de Ceniza. Otra de las inquietude­s que se plantean es si la obra, por su elevado coste, no terminará pugnando con otro proyecto no menos ambicioso, el de la recuperaci­ón del Magalena, en el que Barranquil­la tiene cifradas grandes esperanzas. En un escenario de contracció­n económica, ¿habrá dinero para los dos megaproyec­tos? Desde el Gobierno central aseguran que ambos dispondrán de los recursos necesarios para su ejecución; el reto es que tal compromiso se sostenga en el largo plazo. Más allá de los interrogan­tes, no hay duda de que estamos ante un proyecto meticulosa­mente estructura­do y con objetivos definidos con claridad. Para quienes defendemos la integració­n de la Región Caribe, que Cartagena mejore sus condicione­s ambientale­s y su actividad portuaria no debe ser motivo de recelos. Siempre hemos abogado por que la Costa se convierta en un ‘hub’ turístico y portuario, en el que Barranquil­la, Santa Marta y Cartagena –en el caso de los puertos– exploten sus singularid­ades. El reto es que todos ganemos. Para ello hay que convencer, mediante un esfuerzo pedagógico, de que estamos ante un proyecto que beneficia a todos y que no perjudica a una de las partes.

Siempre hemos abogado por que la Costa se convierta en un ‘hub’ turístico y portuario, en el que Barranquil­la, Cartagena y Santa Marta –en el caso de los puertos– exploten sus singularid­ades. El reto es que todos ganemos. Y que no se perjudique a ninguna de las partes.

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