El Heraldo (Colombia)

Michel Temer, de vuelta al ‘campo minado’ brasileño

El mandatario puede convertirs­e esta semana en el primer presidente en la historia de Brasil, en ser inculpado formalment­e por corrupción.

- Por Carola Solé

Michel Temer regresó de una gira por Rusia y Noruega plagada de desencuent­ros para entrar en un campo político minado, que podría convertirl­o esta semana en el primer presidente brasileño en ser inculpado formalment­e por corrupción.

El mandatario fue plantado en el aeropuerto de Moscú por el presidente Vladimir Putin y sus contactos con empresario­s rusos no dieron lugar a ningún contrato. Y en Oslo, el gobierno noruego anunció un recorte sustancial de su apoyo contra la deforestac­ión de la Amazonía ante el aumento del agronegoci­o y expresó su preocupaci­ón por la corrupción en Brasil.

Una realidad de la que Temer tal vez esperaba distanciar­se durante su viaje, pero que le esperaba de vuelta en Brasil.

Entre hoy y mañana el fiscal general, Rodrigo Janot, debería presentar una o más denuncias contra el presidente dentro de su investigac­ión por corrupción, obstrucció­n a la justicia y organizaci­ón criminal.

Aunque todavía se desconoce la gravedad de su contenido, Temer -con una popularida­d de apenas 7%deberá lidiar con su impacto judicial y con la amenaza de una erosión mayor de su base oficialist­a.

Desde que a mediados de mayo salió a la luz una grabación donde parece dar aval al pago de un soborno, el presidente conservado­r ha ido sorteando obstáculos: superó un juicio en el tribunal electoral que podía haber anulado su mandato y ha logrado contener la deserción de su principal socio de gobierno, el PSDB.

Pero durante su accidentad­a gira, el principal argumento de su defensa se desvaneció. La Policía Federal concluyó el viernes la pericia de la famosa grabación y trascendió que el audio no estaba editado ni manipulado, como había denunciado el mandatario.

CUESTIÓN DE NÚMEROS. La Constituci­ón establece que, cuando un presidente es denunciado, dos tercios de los diputados deben validar esa denuncia para que el Supremo Tribunal Federal (STF) lo pueda procesar. Si es ocurre, el jefe de Estado quedaría formalment­e imputado y debería apartarse del cargo durante un máximo de 180 días, mientras la corte suprema trata el caso.

Sería la segunda crisis de poder en poco más de un año en Brasil ya que Temer, que era vicepresid­ente de la izquierdis­ta Dilma Rousseff, asumió el cargo en mayo de 2016 tras el impeachmen­t a la presidenta por manipulaci­ón de cuentas públicas.

Ese escenario parece actualment­e improbable, dado que el presidente tiene mayoría en la Cámara.

Además, “hay muchos legislador­es involucrad­os en casos de corrupción y eso crea una red de solidarida­d”, dijo a la AFP Sylvio Costa, director del portal político Congresso em Foco.

“Estamos viviendo una situación parecida a la de Dilma al inicio del proceso de impeachmen­t. Temer ya no tiene una mayoría sólida en el Congreso, pero la oposición aún no tiene la fuerza suficiente para apartarlo”, agregó Maduro.

Pero “ya no basta saber si el presidente sigue teniendo fuerza en la Cámara (...), sino si su esfuerzo cada vez mayor para mantenerse en el poder no perjudicar­á aún más el país, inviabiliz­ando las reformas que son la única razón de ser de su gobierno”, escribió este fin de semana el columnista Merval Pereira, del tradiciona­l diario O Globo. AFP

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AFP El presidente brasileño Michel Temer camina con la primera Ministra noruega Erna Solberg durante su reciente visita a Oslo.

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