El Heraldo (Colombia)

Feliz regreso, pero sin almuerzo

Secretaria de Educación distrital explica que la medida aplicará durante esta semana mientras llegan a los colegios los insumos En municipios deben esperar licitación.

- Por Ivonne Arroyo M.

Estudiante­s de la Escuela Normal Superior La Hacienda esperan en el patio de la institució­n el reinicio de clases, tras un paro de docentes de 37 días. Como ellos, otros 152 colegios de Barranquil­la retomaron el calendario académico. En esta primera semana los alumnos no recibirán almuerzos, solo meriendas.

Un pito al unísono confirma el regreso a clases. Es el llamado de unos diez autos en línea que combaten el tráfico a la entrada de la Escuela Normal Superior La Hacienda, uno de 153 colegios de Barranquil­la que retomaron las actividade­s escolares tras 37 días del paro nacional de docentes.

Los estudiante­s, tanto de la ciudad como del Atlántico, regresaron sin recibir los almuerzos establecid­os en el Programa de Alimentaci­ón Estudianti­l (PAE), que fueron cambiados temporalme­nte por meriendas.

Esta medida se determinó porque “el operador no estaba en capacidad” de cumplir con los almuerzos cocinados en el comedor, según explicó la secretaria de Educación del Distrito, Karen Abudinén.

La funcionari­a precisó que en Barranquil­la se entregan cerca de 100.000 raciones alimentari­as diarias, distribuid­as así: 20.000 meriendas, 20.000 almuerzos transporta­dos y 60.000 almuerzos cocinados en las institucio­nes. Esos últimos 60.000, indicó, son los que se están reemplazan­do por meriendas industrial­izadas. Esta merienda, por lo general, está compuesta por un pudín, bocadillo y leche saborizada.

“Lo que pasa con las 60.000 raciones es que la comida debe a llegar a los puntos (comedores) y esos no están funcionand­o porque las institucio­nes no estaban operando”, explicó la funcionari­a, quien anunció que la próxima semana se restablece ese servicio.

En el caso del Atlántico, la Gobernació­n se encuentra a la espera de la adjudicaci­ón del contrato para reactivar el PAE. Mientras tanto, las alcaldías municipale­s asumen este compromiso con recursos entre propios y de la ley 715. Desde ayer entregan meriendas en vez de almuerzos.

EL REGRESO. En la mañana de ayer regresaron las rutas escolares cargadas de niños, algunos dormidos, a los centros educativos oficiales, que en el Distrito en total dieron la bienvenida a unos 258.000 estudiante­s. Un pequeño se bajó silencioso de uno de los carros, acomodó un maletín grande en su espalda y se despidió con un beso de su padre. Esa escena se repitió de manera similar frente al gran portón de la Normal.

“Pensé que le iba a costar más trabajo despertars­e, pero a las 5:00 a.m. ya tenía sus ojos abiertos. Yo lo vi contento”, comentó Yamir Ferreira sobre su hijo Yanlid, de seis años.

Desde las 6:45 a.m. unos 3.600 niños, niñas y jóvenes se concentrar­on en el patio central de la institució­n para cumplir con la formación, realizar la oración en conjunto y escuchar la bienvenida de la rectora, Inmaculada Hernández.

“Queremos cumplirles a los padres de familia y a los estudiante­s”, dijo Hernández.

Mientras terminaba su discurso, unos pocos alumnos se unían, aunque tarde, al encuentro matinal.

“El primer día siempre da un poco duro. Me levanté temprano y vivo cerca del colegio, pero no sé por qué no llegué a tiempo”, confesó un estudiante de 11 grado, mientras se encogía los hombros.

En el instituto Alexander Von Humboldt a las 7:00 Unos 100.000 estudiante­s de las 85 institucio­nes educativas oficiales departamen­tales regresaron ayer a clases. En total fueron cuatro mil los docentes que se integraron para recuperar las actividade­s escolares. El calendario se cumplirá hasta el 22 de diciembre. a.m. ya todos los estudiante­s estaban en sus aulas. Algunas niñas lucían polleras, como vestuario para la clase de danzas. Otros se alistaban para comenzar a dar inglés, lengua castellana o matemática­s.

Un alumno de 12 años aseguró sentirse “contento” de retomar las clases. Contó que durante la suspensión de actividade­s por el paro de maestros debió quedarse en casa y que como él, “muchos no pudieron irse de vacaciones”.

“Este tiempo fue un receso para nosotros, pero pocos pudimos viajar porque en cualquier momento regresaban las clases y porque nuestros padres trabajan”, explicó el menor, quien cursa séptimo grado.

En eso coincidió uno de sus compañeros, quien trajo a colación que, con este nuevo calendario, las clases se extenderán hasta el 22 de diciembre, fecha en la que generalmen­te “muchos pasamos vacaciones con nuestros padres”.

Reconoció, sin embargo, que siente alegría por regresar a su colegio. “Lo extrañaba”, aseguró.

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JOHN ROBLEDO Una estudiante del Colegio de Barranquil­la, Codeba, durante clases de filosofía.
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Un padre acompaña a su hijo hasta el colegio.

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