Los retos de Cormagdalena
Sacar adelante el proyecto de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, así como agilizar el proceso para contratar un nuevo operador, deben ser algunas de las prioridades del nuevo director ejecutivo de la Corporación.
Simplemente era inaceptable que continuara la interinidad en Cormagdalena, que se prolongó por diez meses desde la salida de su último director, Luis Álvaro Mendoza. Con 16 de los 17 miembros que conforman la junta de la entidad creada por la Asamblea Constituyente de 1991, fue nombrado como director el barranquillero Alfredo Varela De la Rosa, quien en su hoja de vida registra su paso por el Concejo Distrital, la candidatura a la Gobernación del Atlántico en la disputa electoral de 2015 y la dirección de regiones de Findeter.
Al ser designado para el cargo, Varela De la Rosa dijo que hay que sacar con urgencia el proyecto de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, el mayor reto fluvial del país de los últimos 50 años.
El país y la Región Caribe han perdido casi tres años desde que se firmara el contrato de asociación público-privada con Navelena el 13 de septiembre de 2014, y que tenía previsto una serie de trabajos en el principal río de Colombia, en el tramo de Puerto Salgar a Barranquilla, con una longitud de 908 kilómetros.
El significado que tiene este aplazado megaproyecto es que le devuelve la importancia perdida al río Magdalena como medio de transporte, pues durante toda la segunda mitad del siglo XX el país privilegió el transporte terrestre, al punto de que a través de este se mueve la mayor parte de la carga de mercancías con fines de importación y exportación. Desafortunadamente, como es de público conocimiento, el contrato con Navelena fue objeto de caducidad y liquidación el pasado 23 de marzo, en audiencia pública en las instalaciones de Cormagdalena, y se ratificó luego el 17 de abril. Fue un trámite que duró más de un año, y arrancó cuando en Brasil metieron preso a Marcelo Odebrecht. A partir de entonces, las entidades financieras nacionales cerraron sus préstamos y más tarde lo hicieron los bancos extranjeros. Verbigracia, el banco Sumitomo, de Japón, también se negó a otorgar créditos. Navelena pataleó y trató de frenar la caducidad, pero la decisión, justa y necesaria, fue irreversible. Amén de las penalidades económicas que se le vinieron encima por todos los incumplimientos y los daños colaterales a la economía del país. Ahora lo que se espera de Cormagdalena, bajo la batuta de Varela De la Rosa, es que haya la mayor rapidez y acierto en el proceso de contratación del nuevo operador. Siendo el río Magdalena un vital corredor logístico, se requiere su imperiosa recuperación. Esa es la gran expectativa nacional y costeña. Cormagdalena necesita un positivo timonazo y una notable oxigenación en su estilo, pues este organismo ha pasado por una serie de funestos capítulos de contaminación politiquera, y eso explica los grandes atrasos del país respecto al transporte fluvial. Grandes son los retos de Cormagdalena, y esperamos que su nuevo director esté a la altura de los mismos.
El significado que tiene este aplazado megaproyecto es que le devuelve la importancia perdida al río Magdalena como medio de transporte, pues durante toda la segunda mitad del siglo XX el país privilegió el transporte terrestre.