Memoria a una admirable mujer
En estos días se ha iniciado la trasmisión de la telenovela La Cacica, que en buena hora enaltece la memoria de esa admirable mujer como lo fue Consuelo Araújo Noguera, una gran defensora del folclor de su tierra. En los tres primeros capítulos se ha observado una magnífica actuación de esos jóvenes actores que reviven el ambiente en el que se desarrolló la vida de esta gran mujer. Pero hay que advertir que comienzan a observarse ciertas incongruencias. 1- Observamos que el colegio donde estudió Consuelo, el Colegio Loperena, es presentado como una institución mixta, siendo que solo a mediados de los años 70 fue cuando el Gobierno nacional decretó que se diera cumplimiento a esa formalidad, unos eran exclusivamente para hombres y otros para mujeres. En Valledupar el Loperena era para muchachos. Hoy todos son mixtos.
2. En los años 50 la gente de la época decía: “...me vende, o me despacha”.
3. Pero la mayor incongruencia la encontramos en el episodio sufrido en Bogotá por las familias Lleras Restrepo y López Pumarejo, cuando sus casas fueron incendiadas, lo mismo que las instalaciones de El Tiempo y El Espectador. Según la cronología observada, eso ocurre el 6 de setiembre de 1952, cuando unas turbas enfurecidas toman venganza por la muerte de 6 policías chulavitas, emboscados por la guerrilla liberal. Eso sucedió durante el gobierno de Roberto Urdaneta Arbeláez y en la telenovela lo registran, no cuando la protagonista tiene 12 años edad sino 15, en 1955. Y López Michelsen no estaba en Valledupar con Hernando Molina, sino en Bogotá en la propia casa de toda la familia López Pumarejo.
4. Me he permitido hacer estas aclaraciones para que el televidente no se confunda con episodios que no concuerdan con los tiempos o con las fechas equivocadamente presentadas. José Portaccio Fontalvo CC 2894752 de Bogotá 315-3548095