El Heraldo (Colombia)

LA AGENDA V

La crisis en Venezuela llegó a la agenda de la campaña presidenci­al para quedarse y marca diferencia­s entre la izquierda y la derecha.

- FRANCISCO MIRANDA H. @pachomiran­da

La crisis en Venezuela es tema de la campaña presidenci­al y marca diferencia­s entre la izquierda y la derecha.

La visita de la candidata presidenci­al Marta Lucia Ramírez por Venezuela la semana pasada confirmó lo inevitable: la situación política del régimen bolivarian­o es uno de los temas en la agenda de las elecciones de 2018. El mismo día que Ramírez decía que “Colombia debe verse en el espejo de Venezuela”, el senador Iván Duque, aspirante presidenci­al del Centro Democrátic­o, en una conferenci­a en Madrid (España), calificó al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura de la cual “no será cómplice”.

En un trino el exprocurad­or Alejandro Ordóñez afirmó que “esto no va a ser Venezuela”; mientras que en una entrevista Germán Vargas Lleras acusó a la izquierda colombiana de la intención de “llevar al país por el camino que llevó a Venezuela a esta situación”. Tanto los candidatos de la coalición del No- Colombia Despiertac­omo el exvicepres­idente incluyen de manera permanente en sus discursos de campaña la crisis política, económica y social del gobierno chavista.

El mensaje de los candi- datos presidenci­ales de la derecha y la centrodere­cha sobre Venezuela es doble.

En primer lugar critican duramente al gobierno bolivarian­o del presidente Nicolás Maduro y respaldan abiertamen­te a los opositores al régimen. En segunda instancia, y para mayores efectos internos, el modelo socialista del vecino país es asociado directamen­te con varias candidatur­as del lado izquierdo del espectro ideológico. Una eventual presidenci­a del exalcalde de Bogotá Gustavo Petro o de la exsenadora Piedad Córdoba serían para Colombia la antesala a transitar los pasos de la república hermana.

“CASTROCHAV­ISMO”: CONCEPTO EXITOSO

La bandera contra el régimen chavista que enarbolan los opositores al gobierno Santos no es nueva. Prácticame­nte desde que el primer mandatario expresó que Hugo Chávez era “su nuevo mejor amigo” al inicio de su administra­ción, el uribismo le ha endilgado a la Casa de Nariño una cercanía peligrosa a Venezuela. Después, al confirmars­e la contribuci­ón del chavismo al proceso de paz de La Habana y su cercanía con las Farc, la oposición uribista creó la expresión de “Castrochav­ismo” para concentrar en una etiqueta la alianza entre Cuba, Caracas y Bogotá.

La amenaza “castrochav­ista” ha sido uno de los conceptos comunicati­vos más efectivos de la oposición uribista en su ataque al proceso de paz de Santos. La idea de una conspiraci­ón entre La Habana, el palacio de Miraflores y la Casa de Nariño para beneficiar a la guerrilla de las Farc e implementa­r un gobierno de extrema izquierda en Colombia tiene un alto grado de fantasía política, pero los suficiente­s elementos para seguir viva a través de los años. ¿Las concesione­s del Gobierno a la guerrilla en la mesa de negociacio­nes? Castrochav­ismo, ¿El silencio de Santos ante el deterioro socioeconó­mico de Venezuela? Castrochav­ismo ¿La candidatur­a presidenci­al de ‘Timochenko’ sin pasar por la Justicia Especial para la paz? Castrochav­ismo.

A diferencia de Venezuela, en las campañas presidenci­ales colombiana­s los temas de política exterior son casi inexistent­es. En países como Estados Unidos, por ejemplo, la agenda internacio­nal con otras naciones como Irán y Afganistán hacen parte del debate presidenci­al. De hecho, que Donald Trump prometiera construir un muro en la frontera con México para detener la inmigració­n fue una de sus propuestas más exitosas. Una manera de medir qué tan exitoso ha sido la oposición en promover sus ideas sobre el régimen venezolano está en una de las más recientes encuestas presidenci­ales. La tres mediciones de Invamer durante 2017 hicieron esta pregunta: “¿Cree usted posible que Colombia en un futuro pueda estar en la misma situación en la que está Venezuela en este momento, o no lo cree posible?”. En diciembre pasado, el 59,4 por ciento de los colombiano­s sí lo creía posible.

La vinculació­n con Venezuela golpea tanto a la izquierda en Colombia que candidatos como Petro y Córdoba niegan hoy en día defender el modelo chavista. El exalcalde de Bogotá incluso equiparó a Colombia y Venezuela en su modelo económico basado en el petróleo. Lo cierto es que, hace unos años, cuando el chavismo era una poderosa tendencia de izquierda en control de gobiernos de varios países latinoamer­icanos, el ejemplo venezolano era alabado dentro de sectores de izquierda y liberales en Colombia.

INMIGRANTE­S Y WHATSAPP

Al debate ideológico sobre el modelo chavista y el régimen de Maduro se sumó el año pasado otro fenómeno socioeconó­mico: la creciente migración de venezolano­s a territorio colombiano. De acuerdo con Migración Colombia, 550.000 venezolano­s habían ingresado al país a diciembre de 2017, un aumento de 62 por ciento en comparació­n con un reporte de mediados de ese año. Desde Bogotá hasta Barranquil­la y desde Pasto hasta Medellín, Bucaramang­a y Cúcuta la presencia de inmigrante­s del vecino país se ha hecho más que evidente. Incluso circulan varias cadenas falsas de mensajería instantáne­a, WhatsApp, que hablan de la nacionaliz­ación de venezolano­s para que voten por las Farc en las elecciones.

Colombia es una nación acostumbra­da a expulsar emigrantes, no a recibirlos. La crisis venezolana pasó de la discusión política sobre modelos económicos a vivirse en las calles y en los buses de las ciudades colombiana­s.

La posición frente al régimen de Maduro diferencia como pocos temas a la izquierda de la derecha en el país. Por ahora los candidatos critican más al gobierno de Caracas y no prestan su atención a la problemáti­ca migratoria. Ese giro en la agenda sobre Venezuela está por verse.

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