La odisea de conseguir transporte para el oriente
La comunidad de Pendales, corregimiento de Luruaco, pide a las autoridades “hacerle frente” a las obras abandonadas e inconclusas de la zona.
Usuarios de las rutas intermunicipales de la zona oriental del Atlántico esperan todos los días, pasadas las 9:00 p.m., en la carrera 21 con calle 30, para tomar un bus que los regrese a sus hogares. Los pasajeros se quejan de que la frecuencia en el servicio es casi de una hora y del incremento en la inseguridad en los paraderos.
En el corregimiento de Pendales, jurisdicción del municipio de Luruaco, dicen sus habitantes estar viviendo como en África, el reconocido continente por sus extensas selvas y sus animales salvajes, todo porque aseguran que han convivido por años con algunos ‘elefantes blancos’.
Todo esto haciendo alusión a las obras que han sido construidas en el corregimiento, pero que “nunca” le fueron entregadas a la comunidad y que actualmente están en total abandono y algunas en estado deplorable.
La Casa de la Cultura, el Centro de Integración Cultural, el tanque elevado, la despulpadora escolar, que le fueron “hurtados” los motores quedando en el “abandono”, y la planta despulpadora de mango de la vereda Socavón, son las cinco obras que “urgen” pronta intervención, según lo manifestado por los pendaleros.
Muy pocas veces en los corregimientos y veredas se hacen obras de gran envergadura, por lo que se hace llamativo que en Pendales se ha invertido en proyectos “magnos”, pero ninguno de estos funciona.
“Necesitamos que los entes encargados nos ayuden a cambiarle de color a los elefantes, que se corrijan todas estas obras y se garantice su mantenimiento y cuidado”, expresó Edinson Vega Goenaga, presidente del Consejo Comunitario Afrodescendientes La Unión.
Ante las denuncias de la comunidad, EL HERALDO intentó comunicarse con el alcalde de Luruaco, Antonio Roa y el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, pero no fue posible dialogar con los mandatarios municipal y departamental, respectivamente.