El Heraldo (Colombia)

La odisea nocturna de volver a casa en el oriente del Atlántico

Habitantes de esa zona del departamen­to denuncian que a partir de las 9 p.m., la frecuencia en el servicio intermunic­ipal es casi de una hora entre bus y bus y la insegurida­d en paraderos se incrementa.

- Por Vivian Narváez Ortega

Cuando los arreboles se toman el cielo dando aviso de que va a caer la noche comienza la odisea para cientos de personas que trabajan o estudian en Barranquil­la, pero que viven en los diferentes municipios de la banda oriental del departamen­to del Atlántico.

Son las 9:00 de la noche y Carlos Andrés Mendoza sale de cumplir su jornada laboral y se dispone a regresar a su casa. El joven de 20 años vive en Ponedera y se desempeña como practicant­e de cocina en un lujoso hotel al norte de Barranquil­la.

“Salgo de trabajar muy tarde y si encuentro rápido el bus de línea que me traiga hasta los buses intermunic­ipales voy llegando a las 9:20 y la última ruta que sale para Ponedera es a las 10:15 o a las 10:30 de la noche a más tardar, después de esa hora uno se queda varado porque no encuentra en qué irse”, cuenta Mendoza, quien viste con buso gris, sudadera color vinotinto, tenis negros y gorra.

Siendo las 9:10 de la noche, se lanza a la suerte para encontrar una ruta que lo lleve a la estación y poder alcanzar el transporte hacia su municipio de residencia. Desde su trabajo hasta la carrera 21 con calle 30, uno de los dos lugares dónde pasa y se estacionan los buses intermunic­ipales, tardó 15 minutos en llegar.

“Cuando tengo turno de mañana en el hotel debo despertar a las 3:40 para tomar el bus de las 4:20 hacia Malambo y de ahí debo agarrar otro bus de línea que me lleve hasta el trabajo”, relata mientras espera, un poco impaciente, apostado en el semáforo cercano a la estación de servicio del lugar.

Carlos maneja dos horarios en su trabajo, uno en la mañana que se inicia desde las 6:00 a.m. a 2:00 de la tarde. El otro turno es de 1:00 p.m. a 9:00 de la noche. Diariaespe­ra mente debe gastar $11.000 solo en pasajes. De Ponedera hasta Malambo el pasaje que debe cancelar es de $2.500 y para llegar al hotel unos $ 2.200. De su sitio de trabajo hasta la estación otros $2.200 y $4.000 el bus intermunic­ipal.

LA ESPERA. Con la mirada fija y un tanto perdida y con las manos en los bolsillos, Carlos espera el transporte. Los minutos pasan, la espera se prolongay el bus no se vislumbra. La distracció­n que por momentos tiene es su celular que saca de su bolsillo siempre para ver la hora. Las manecillas del reloj marcan las 9:50 p.m. y hasta que por fin pasa un bus.

“¡Hey espera voy para Ponedera!”, grita Mendoza al ver que el conductor del bus lo deja. El vehículo va lleno y no pudo subirse. Su única esperanza es la ruta de las 10:15 p.m. Sigue la y en ese vehículo logra subirse, las sillas todas estan ocupadas y opta por sentarse en el espacio que separa la silla del conductor y su ayudante, porque no hay más asientos disponible­s.

Esperar más de una hora para tener que recorrer 48.8 kilómetros y permanecer sentado o de pie otra hora y media todos los días, no es tarea sencilla. Así como Carlos, muchas otras personas deben pasar toda una odisea para llegar a sus hogares.

Encontrar transporte a altas horas de la noche y lograr entre tanta gente un cupo en los buses intermunic­ipales, es como entrar a hacer parte de una película de Misión Imposible, porque resultan escasos y los vehículos esporádico­s, según relataron los viajeros.

Malambo, Sabanagran­de, Santo Tomás, Palmar De Varela y Ponedera, son los cinco municipios que más padecen —sus habitantes— los ‘sofocos’ de esperar por un largo tiempo el bus para lograr subirse y encontrar un asiento.

Asimismo, exponerse a los peligros en los sectores donde deben esperar las rutas porque, según aseguran los usuarios, se presentan atracos de manera muy seguida.

Viajar con sobrecupo, gastar todos los días un promedio de $12.000 o hasta más solo en transporte, compartir puesto con personas en estado de embriaguez, tener que escuchar la música estridente de la radio del autobús, entre otras incomodida­des son las que deben pasar estas personas hasta llegar a sus viviendas y poder descansar.

TAXI - COLECTIVO. Rafael Romero, vive en Palmar de Varela y hace nueve años viaja todos los días a la capital del Atlántico para cumplir con sus obligacion­es labores. Él trabaja en una clínica como auxiliar contable y también vive el “sufrimient­o” para encontrar transporte por la noche.

“Por lo general tomo el bus en la carrera 38 con calle 38, pleno centro de la ciudad, hasta las 10:00 p.m., luego de esa hora me toca bajar hasta la carrera 21 con calle 30, porque ya no encuentro busetas”, contó Romero, quien agregó que en muchas ocasiones no ha encontrado ruta y le ha tocado irse en taxi-colectivo o pagar la carrera completa hasta Palmar de Varela.

“En la 30 con 21 hay taxiscolec­tivo y el pasaje cuesta $7.000 por persona, pero si tampoco encuentro me toca pagar una carrera en un taxi particular que me sale en $70.000 el trayecto”, sostuvo.

El transporte en Palmar —dice—es muy limitado, mientras que el municipio de Santo Tomás cuenta con tres rutas de buses, Palmar solo tiene una. “Por eso a uno se le complica a uno la situación porque o los buses van llenos, demoran demasiado para pasar y solo prestan el servicio hasta las 12:00 a.m.”.

Las personas que viajan todos los días desde Barranquil­la a esto municipios del Atlántico, manifestar­on que en ocasiones los taxistas que ofrecen el servicio de colectivo se niegan a llevarlos porque no les resulta factible porque no alcanzan a llenar los cupos y deben pagar el peaje y por los controles que ejerce la Policía en las carreteras. En el caso de los conductore­s de los buses intermunic­ipales, dicen que, para evitar sanciones por parte de las autoridade­s, los dejan a la deriva por exceder el cupo permitido.

Los viajeros de los diferentes municipios de la banda oriental del departamen­to del Atlántico desean que el número de rutas se incremente, que el tiempo de frecuencia de los vehículos sea más corto y que el horario de las rutas se extienda hasta las 2:00 a.m.

“Después de 9:00 de la noche el transporte se complica, demoran en pasar, algunos vienen llenos y nos dejan”.

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FOTOS POR: HANSEL VÁSQUEZ Con la mirada fija y con las manos en sus bolsillos, Carlos Mendoza, espera de pie el bus de Ponedera.
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FOTOS POR: HANSEL VÁSQUEZ Un grupo de pasajeros come y otros están de pie mientras esperan el bus.
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Un bus de Cootransor­iente circula por la vía oriental del Atlántico con sobrecupo.
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Un grupo de personas viaja de pie en el bus intermunic­ipal.

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