El Heraldo (Colombia)

‘Ciro & Yo’, un espejo del conflicto armado colombiano

El documental dirigido por Miguel Salazar narra la historia de la violencia en el país a través de la vida de un hombre ➲ Será estrenado en las salas de cine el 25 de enero.

- Por Valeria Fuenmayor

El director colombiano Miguel Salazar se topó por primera vez con Ciro Galindo hace más de 20 años en La Macarena, Meta. La amistad entre ellos está marcada por una tragedia. Salazar vio morir al hijo Ciro, de 14 años, cuando este se ahogó mientras le servía de guía en un recorrido.

El próximo 25 de enero se estrena en las salas de cine colombiana­s un documental, dirigido por Salazar, en el que a través de la vida de Ciro, una de las 8.376.463 víctimas del conflicto armado (cifra de desplazado­s entre 1985 y 2017), se resume la historia de la violencia del país.

“Yo conocí a Ciro en 1996 cuando fui a la Macarena, Meta a fotografia­r Caño Cristales. Fui a hacer unas fotos para un libro que se llama Colombia Panorámica”, empieza a contar el director del documental en diálogo con EL HERALDO. Al bajarse en el aeropuerto le pidió a Galindo, quien era uno de los guardaparq­ues de La Macarena, que le sirviera de guía.

Al no tener disponibil­idad, este tolimense de tez morena nacido en 1952, le dijo que fuera con John, su hijo mayor de 14 años. Miguel fue con el joven, quien le enseñó la majestuosi­dad de las aguas de siete colores admiradas alrededor del mundo. En un punto del recorrido, John saltó a uno de los pozos para nadar y no volvió a salir.

“Esa tragedia nos marcó de por vida y nos unió. Yo creo que ahí empezó mi amistad con Ciro, que ha sido intermiten­te, porque nos hemos encontrado y desencontr­ado”, explica Salazar.

Sin embargo este no ha sido el único hecho desgarrado­r que ha tenido que afrontar Ciro. “Es un colombiano al que todos los grupos del conflicto le han hecho daño: la guerrilla, los paramilita­res y hasta el ejercito”, añade el director. A través de esta pieza cinematogr­áfica también se hace un retrato de una de las consecuenc­ias de la guerra: el reclutamie­nto infantil. John, antes de perder la vida, ya estaba fichado para sumarse a las filas de la guerrilla.

Los otros dos hijos de Galindo, sin embargo, no escaparon de esa suerte y tuvieron que afrontar una lucha que no entendían muy bien y que tampoco les pertenecía. El del medio, Memín, fue utilizado en esta guerra y no sobrevivió. La madre de ellos, Anita, una mujer indígena, murió de tristeza.

El valor del documental radica en la fuerza de Ciro para levantarse y seguir soñando con un futuro mejor junto a su hijo menor, que como él, logró sobrevivir. “También es una historia que habla del presente, de la Colombia de hoy. Es un viaje al pasado en busca de recuperar la dignidad de Ciro”, dice Salazar.

El director, que además de cineasta es historiado­r, ha estado interesado a lo largo de su carrera en contar el conflicto. Explica que este tipo de relatos ayudan a hacer memoria histórica a través del “perdón sí, olvido no”. “Esto es un ejercicio de memoria para que no se repita la historia del horror en Colombia. Para que no se lleven más niños a la guerra”.

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CORTESÍA Ciro Galindo, protagonis­ta de la película.
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Ciro junto a su familia en La Macarena, Meta.
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Miguel Salazar, director del documental.

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