B/quilleros gastaron $24,2 billones durante el 2017
Con una menor inflación al cierre del año, se reactivaron compras de grupos diferentes a alimentos como vestuario y diversión.
El informe del comportamiento de gasto de los hogares de Barranquilla, elaborado por la firma Raddar, indica que los barranquilleros gastaron unos $24,2 billones durante el 2017, esta cifra supera en $1 billón a la registrada en el 2016 cuando el gasto llegó a $23,2 billones.
El gasto per cápita en la capital del Atlántico se ubicó en $1,4 millones mientras que gasto por hogar fue de $4,6 millones.
En diciembre del año pasado, los barranquilleros fueron segundos a nivel nacional con un mayor gasto per cápita, representando en $1,8 millones, el aumento fue del 8,1 % frente a igual mes del 2016.
En los tres últimos meses de 2017 la ciudad mantuvo un crecimiento sostenido en el gasto de los hogares y cerró diciembre con un aumento del 5,45 %. En el mismo mes de 2016 el gasto había caído en 0,19%. Sin embargo, el dato del 2017 fue uno de los más bajos del país.
El mayor nivel de gasto de los barranquilleros estuvo concentrado en el grupo de alimentos que representó el 38,43 %; le siguieron vivienda con 23,12%; transporte y comunicación con 13,35 %; educación con 4,98 %; salud 4,62% y vestuario con 3,71 %. Esto significa que por cada $100 gastados, $38 fueron para alimentos y $23 para vivienda.
El análisis de Raddar señala que la ciudad tuvo en diciembre de 2017 una menor inflación con 3,24%, la reducción de los precios explica la menor asignación que tuvo el grupo de alimentos dentro del gasto de los hogares. Esto permitió que los barranquilleros optaran por gastar en otras categorías como vestuario y calzado, y cultura, diversión y esparcimiento.
MAYOR ICC. El resultado de la encuesta de opinión del consumidor de Fedesarrollo señala que la ciudad tuvo el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) más alto del país en diciembre, con 7,3 %. A nivel nacional el ICC fue -6 %, en el último mes del año.
La importancia del indi- cador es que muestra las expectativas de los hogares a un año y la percepción de los consumidores sobre la situación económica actual, variables que influyen en las tendencias de consumo.
Es así como los bajos niveles de confianza de los consumidores implican una baja disposición a comprar; que a su vez implica un incremento de la desocupación y, en general, un entorno económico complejo que motiva la reconfiguración de las decisiones de gasto.