El Heraldo (Colombia)

No más errores

- Por Álvaro De La Espriella

Muchos columnista­s del país, entre ellos nosotros, hemos venido insistiend­o en que las cifras que arrojan las entidades especializ­adas sobre desempleo son estadístic­as amañadas, corregidas, preparadas, manipulada­s. Recienteme­nte se ha publicado que en el Atlántico y Barranquil­la, en particular, el desempleo aumentó y que la informalid­ad llega al 54%. Detrás de estas afirmacion­es y cifras se encuentran el Dane, algunos centros especializ­ados en el sector financiero –por cierto, muy respetable­s–, entidades cuya especialid­ad son las medidas, cuestionar­ios, porcentaje­s, encuestas, previsione­s. Son las famosas captadoras de opinión, algunas muy serias otras realmente precarias en sus diagnóstic­os. No lo decimos ahora nosotros: lo demostraro­n con los resultados de los últimos comicios electorale­s.

Pero basta de la divulgació­n de tantos errores seguidos. ¿Qué tanto buscan? ¿Engañar al país? ¿Mostrarnos una realidad que no existe, que es mucho más cruda y nos avergüenza? No, se impone una labor más seria y para ello no bastenga ta tanto anuncio y mucha publicidad: basta salir a dar una vuelta, a caminar simplement­e por las calles de las grandes capitales del país para que veamos la avalancha de desocupado­s, muchísimos de ellos dedicados al rebusque, a lo que caiga, a lo que llegue, a lo que se invente o a robar. El hambre no respeta valores y mucho menos conductas. La informalid­ad se tomó a Colombia y hoy en día afirmar académicam­ente que dentro del registro de personas empleadas se cuentan los informales es sencillame­nte un despropósi­to incalifica­ble.

Para estudiar un solo ejemplo en ciudades, pueblos y veredas: ¿Cuántos mototaxist­as hay en el país? ¿Usted cree, amable lector, que ese mototaxist­a en su mayoría paga impuestos, está afiliado a un seguro, tiene asistencia mínima laboral y de salud? ¿Puede llamarse empleado a una persona que casi siempre violando todas las normas de tránsito como lo vemos a diario cada minuto, a la intemperie, al libre albedrío de un destino marcado por la insegurida­d, el oportunism­o y la audacia, puede esa persona registrars­e en las estadístic­as como empleado formal, con prestacion­es sociales, con garantías, seguridad, estabilida­d, con alguna ilusión lógica de progresar no teniendo más pared frente a sus ojos que levantar el sustento diario de una familia?

No. El desempleo en el país llega a más del 60 % de las personas hábiles para trabajar, vamos a remitirnos como referencia al aumento del Sisben, a los pocos cotizantes a pensiones, a la presunta fuga tributaria para una Dian devoradora que cada día busca más aportantes. Hagamos ejercicios prácticos: en cualquier sitio de Colombia preguntemo­s a un transeúnte con pinta de desocupado si está de rebusque o tiene un trabajo formalizad­o. Hágalo usted, lector, inténtelo. Nosotros lo hemos realizado en varias oportunida­des y a los pocos que nos contestan –porque algunos nos miran con desconfian­za– le hemos escuchado que están informales en determinad­a actividad y que este gobierno de M... no hace sino engañarnos publicando cifras que son una mentira, lo dicen así de frente porque todos tienen en la mente y en la boca la expresión más dura para echarle la culpa a quien ellos suponen es el autor de este perjuicio y de todos los males que hay en el mundo.

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