El Heraldo (Colombia)

Palermo, entre el progreso y el abandono

- Por Humberto Mendieta mendietahu­mberto@gmail.com

Mientras en Barranquil­la suenan los tambores del Carnaval y flota en el ambiente una cierta alegría atemorizad­a y azotada por los refrescant­es vientos alisios, enfrente, solo cruzando el viejo puente sobre el río Magdalena, está Paler- mo. Se trata de un corregimie­nto de Sitionuevo, que flota entre el desarrollo y la pobreza, entre el progreso empresaria­l y los dramas diarios, como el ocurrido hace dos días cuando un agente de Policía le quitó la vida con varios disparos a un joven agresor de la autoridad que no pagó una gaseosa en una tienda del lugar. Un dramático video lo muestra.

Lejos de Palermo, la ciudad italiana y capital de Sicilia, rodeada de una histórica catedral del siglo XII que ha sido objeto de novelas y películas, el Palermo de enfrente no se caracteriz­a por los espectácul­os de ópera. Al contrario, ha sido una población olvidada por el Estado, por el departamen­to del Magdalena y por la dudosa dirigencia sitionueve­ra que recauda jugosos impuestos de empresas asentadas en el corregimie­nto y también por el uso del suelo de esta población.

No tiene Palermo, la de enfrente, el Palazzo dei Normanni, matizado con mosaicos bizantinos de Palermo, la ciudad italiana ubicada en la pintoresca Sicilia. No. La Palermo de enfrente sufre los embates del abandono estatal y apenas ve por un resquicio cómo se le va lo que produce su estratégic­a ubicación geográfica. Son varios los beneficios que ofrece. Está a orillas del Río; con un gran puerto y media docena de importante­s empresas; una carretera de constante movimiento que comunica a Barranquil­la con Ciénaga y un futuro Puente Pumarejo de gran envergadur­a.

Palermo, la de enfrente, se conforma con ver los edificios barranquil­leros mientras su población vive en precarias condicione­s. Aunque el desarrollo portuario le ha ayudado a combatir el desempleo y ha traído consigo proyectos sociales oportunos y necesarios, el Estado departamen­tal y municipal se ha olvidado de la gente, castigándo­la quizá porque coquetea con la capital del Atlántico, su alternativ­a obligada para sobrevivir.

Entre la pobreza y la incertidum­bre, el Palermo de enfrente ha sufrido los embates de la violencia y ahora de la descomposi­ción social. La ópera del Palermo de Sicilia contrasta con la champeta casi lumpesca que pone a sus niños a bailar a orilla de la carretera en busca de un aire de diversión.

Pensar que este Palermo de enfrente nació como un punto de embarque del viejo y recordado ferri que llevaba y traía gente y vehículos del Magdalena al Atlántico, antes de que se construyer­a y entregara el puente el 7 de abril de 1974.

No basta con carecer de agua potable aun estando a orillas del caudaloso Río. El fenómeno de Palermo, el de enfrente, es más duro. Tanto que la ha llevado, como ahora, a llorar a sus hijos muertos por una gaseosa.

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