¿Quién engañó a Almirón?
Unas horas antes del partido de vuelta de la Superliga en el Atanasio Girardot, y ante la anunciada protesta que se le venía encima por el adiós injustificado de Macnelly Torres, la directiva del Nacional emitió un comunicado, con carácter de urgencia, en el que manifestaba la continuidad del futbolista barranquillero.
Silenciados los cánticos en su contra por parte de una afición que, por lo que se observó al final del partido en el que Millonarios se alzó con el título, tiene un poder que atemoriza a cualquiera, la directiva del Nacional y el fútbol colombiano descubrieron que el nuevo entrenador, Jorge Almirón, no tiene la retórica del español Juan Manuel Lillo, sino todo lo contrario. Lillo envolvía con papel celofán todas sus respuestas hasta el punto que era difícil encontrar un titular. Las de Almirón parecen surgidas de una conversación de bar, de un hincha que no sabe perder.
En el primer momento que tuvo para dar explicaciones a una derrota, Almirón no tuvo pelos en la lengua. Vomitó. Para nada hizo autocrítica. Y sí, en cambio, criticó la estrategia del adversario que le acababa de doblegar, y culpó al árbitro de su derrota, y le costó felicitar a Millonarios por el triunfo.
Pero cuando Almirón sorprendió más fue al decir que “no me parece que sea, que el árbitro perjudique a Nacional, y más siendo un equipo grande, o al menos es lo que me han dicho a mí, no lo vi en ningún lado”. Desde luego, nadie va a negar que el Nacional es un club grande –para que siga siendo un equipo grande lo han contratado a él–, pero lo que no es admisible es que por el sólo hecho de tener un nombre Nacional vaya a ganar los partidos sin bajar del bus, como decía el mítico Helenio Herrera. Si Almirón pensaba que en Colombia los partidos se ganan gracias a ayudas arbitrales puede que alguien le haya engañado. Pero sus declaraciones sólo reflejan en el espejo a un técnico que tiene mal perder, y que para nada hacía falta en el fútbol colombiano.
Alguien le tendrá que decir a Almirón que antes de salir a la conferencia de prensa piense lo que va a decir, porque este tipo de declaraciones no son dignas de un técnico que dirige a un club grande. Además de lanzar a la hinchada contra los árbitros, las manifestaciones de Almirón sólo hacen que empequeñecer al Atlético Nacional, y en nada hace olvidar a sus antecesores, sobre todo al profesor Reinaldo Rueda.