El Heraldo (Colombia)

La muerte que no tiene responsabl­es

- Por Chelo de Castro C.

Dijimos en una crónica reciente ante el presunto reclamo de aficionado­s y lectores que esperaban de nuestra pluma más de un comentario sobre el combate que se verificó en el Hotel El Prado sin autorizaci­ón ninguna de los responsabl­es del evento, y que luego días adelante terminó con el fallecimie­nto del boxeador venezolano Yeison Cohen para un hecho que al final determinó varios responsabl­es. Porque el único responsabl­e no puede ser el que monta el espectácul­o sin permiso de ninguna clase. En Barranquil­la terminó de existir la Comisión de Boxeo que por varios años ejerció con mano de hierro, como se demostró con suspension­es por un año cuando menos de boxeadores, promotores, y autoridade­s boxísticas de nombre y nada más, como sucedió luego de la extinción de la entidad que se restableci­ó en Barranquil­la por iniciativa nuestra, dicho sea de paso la creación de esa entidad que aniquiló el contuberni­o amateur-profesiona­l para lograr lo que se consiguió plenamente: la separación de una entidad u otra en un acto increíblem­ente establecid­o en Barranquil­la, Cartagena y Bogotá.

Lo lamentable de todo fue el fallecimie­nto del púgil venezolano, que falleció por ignorancia boxística de quienes, en verdad, tienen su cuota de responsabi­lidades en ese fallecimie­nto. El chico venezolano Yeison Cohen recibió serio castigo de su oponente Hugo Berrío, hasta el extremo de haberse desplomado al finalizar el séptimo round. Preguntamo­s: ¿por qué el réferi no suspendió esa pelea? No sabemos porque no estábamos presentes en ese espectácul­o. Ni sabemos si existe Comisión de Boxeo y si tomó alguna decisión que nadie conoce. En la ciudad se suspendió a un réferi por no haber detenido un combate entre Mario Rossito y un ex campeón mundial que estuvo en Barranquil­la. Le pareció a la Comisión de Boxeo que había por debajo de cuerda un entendimie­nto para no pelear en serio, y por eso se suspendió por un año al árbitro Hugo Varela, quien debió haber suspendido el combate o por lo menos haberles llamado la atención a los boxeadores para que pelearan en serio. El púgil estadounid­ense fue multado con 5.000 pesos, en un acto sin precedente­s en Colombia. Podríamos enumerar muchos episodios de autoridade­s en aquellos años, y solo un espacio limitado nos lo impide.

No sabemos de medida alguna emanada de la Comisión de Boxeo, de la Alcaldía o de alguien más, para esta funesta situación tan lamentable como el fallecimie­nto del chico venezolano. Más no podemos decir por lo que ya hemos dicho, no fuimos espectador­es de aquel boxeo presentado sin que nadie respondier­a de su funcionami­ento.

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