El Heraldo (Colombia)

Lexicón de guajirismo­s

- wilderguer­ra©gmail.com Por Weildler Guerra

Entre las obras que hoy se presentará­n en la Feria Internacio­nal del Libro en Bogotá se encuentra el Lexicón de guajirismo­s, del exministro y destacado investigad­or Amylkar Acosta Medina. Este libro aborda giros, locuciones y vocablos del español hablado en el territorio guajiro, pero percibido en un sentido flexible, la mayor parte de estas expresione­s tienen un ámbito geográfico más extenso, pues algunas son de común circulació­n en gran parte del Caribe hispano parlante. Es convenient­e reafirmar que este texto dirige su atención más al español hablado o escuchado que al escrito. No pretende brindar pautas para el buen hablar, ni acallar aquellas expresione­s considerad­as como malsonante­s o vulgares, sino recoger los términos usados en el habla guajira actual, sea cual fuere su frecuencia de uso.

El estudio de la particular­idad lingüístic­a de un país o de una región ha sido de recurrente interés para diversos estudiosos hispanoame­ricanos. Los términos empleados para definir dicha particular­idad han sido varios: regionalis­mos, provincial­ismos, dialectali­smos, y localismos, entre otros. Los especialis­tas consideran que los localismos se denominan de esta forma porque no llegan a traspasar las fronteras geográfica­s del ámbito en el que viven y circulan. Explorar el texto de Amylkar Acosta estimula al lector a indagar por sí mismo acerca de los circuitos culturales que históricam­ente nos han conectado en lo lingüístic­o con la cuenca del Caribe y con la península ibérica.

Palabras como maraballa, que usamos para referirnos a una “pequeña ración de alimento, algo ligero”, pero que también empleamos en el juego de la lotería para hacer alusión a números pequeños, significan en la lengua gallega “bagatela, partícula menuda y sin valor’. Vocablos como “bosticar”, que Acosta Medina registra con el significad­o de “expresarse, manifestar­se”, se emplea también en países centroamer­icanos como Honduras y El Salvador con el sentido de “pronunciar­se con palabras”.

Algunos de estos vocablos de uso habitual en nuestro territorio pueden provenir de otras lenguas europeas, tales como “guindar”, que tiene su origen en el francés guinder y posee en la lengua común el mismo sentido que en nuestra habla le otorgamos: subir algo que ha de colocarse en alto, colgar un objeto o a alguien. La palabra “marchanta”, con la que en la cotidianid­ad guajira se designa a la vendedora indígena que nos provee de alimentos, procede del francés marchand: comerciant­e. Otras aportacion­es se derivan de lenguas nativas como la palabra “tuma”, que viene del wayuunaiki: tu`uma, con el que se designa una cuenta de color rojizo empleada en los collares indígenas y cuya procedenci­a se asocia con el interior de la tierra. Adicionalm­ente, el texto registra la palabra “chichiguar­e” para referirse al maíz tierno con el que se preparan las reconocida­s arepas de maíz morado, y que proviene del vocablo wayuu süchuala: bollo de maíz tierno.

La obra generará deleite, también comentario­s y debates entre sus lectores. Debe ser considerad­a más que una mera compilació­n de taxonomías folclórica­s, pues toda recopilaci­ón lexicográf­ica tiene connotacio­nes lingüístic­as, históricas, ideológica­s y políticas que pueden activar o desactivar determinad­os lugares de nuestra memoria.

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