¡Vámonos pa’ el centro!
Tanto Duque como Petro pensaron pescar votos en el centro con atarrayas. Por eso apenas pasaron a la segunda vuelta se desmarcaron de sus posturas extremas y matizaron su discurso. La idea es tratar de persuadir en el menor tiempo posible los más de 5 millones de votos que representan Fajardo y De la Calle. Esa “subienda” de votos es un verdadero “boccato di cardinale” para los dos candidatos finalistas. Pero se les fue la mano: mientras Petro al día siguiente de la primera vuelta adjuró del socialismo y abrazó con pasión desborda- da su hasta ahora oculta vocación capitalista, Duque retomó su discurso de joven libertario, que había quedado sepultado por cuenta de su cercanía con Alejandro Ordóñez. Todo ese sacrificio tiene un nombre propio: los votos del centro, que son los que les faltan para ganar la Presidencia. Pero con el anuncio de votar en blanco de Fajardo y De la Calle, es muy probable que la mayoría de sus votantes los acompañen y sean solidarios en esa nueva empresa. El centro terminó convertido en el gran elector, pero no puede endosar sus votos. Y no puede hacerlo por la sencilla razón de que no son endosables. Quienes votaron por Fajardo lo hicieron porque lidera las causas que ellos promueven: la lucha contra la corrupción, el clientelismo y -claro- “el voto amarrado”. Por esa razón tuvo respaldo entre sus electores la propuesta de votar en blanco, porque ni Duque ni Petro los representan. Así las cosas, tanto Duque como Petro deben desmarcarse de los extremos para tratar de acercarse al centro, pero sin mayores ilusiones de poder “pescar” unos votos que se caracterizan por su rebeldía.