¿Y los 59 colombianos?
En este momento en que Maduro está liberando a presos políticos, conviene recordar que más de medio centenar de compatriotas, casi todos costeños, llevan 22 meses detenidos sin que haya contra ellos acusación.
Como si se tratase de un monarca asiático que festeja su jubileo, Nicolás Maduro anda estos días celebrando su reciente victoria electoral con exhibiciones públicas de magnanimidad hacia las víctimas de su régimen autocrático. Así, ayer liberó un nuevo grupo de 40 opositores que se suman a otros 40 excarcelados el día anterior, entre ellos el exalcalde Daniel Ceballos y el general retirado Ángel Vivas. Entre los que quedaron ayer en libertad se encuentran el diputado suplente Gilber Caro–detenido en enero de 2017 bajo la acusación de traición a la patria– y Raúl Emilio Baduel, un antiguo aliado de Hugo Chávez condenado en 2014 a ocho años de cárcel por “instigación pública, intimidación y agavillamiento”.
Con anterioridad a esas excarcelaciones, la prestigiosa ONG Foro Penal estimaba en 357 los ‘presos políticos’ en Venezuela. Maduro, sin embargo, no reconoce que en su país existan personas encerradas por motivos políticos. Para él, los presos en cuestión son, lisa y llanamente, personas que han violado las leyes del país. Nos alegramos, qué duda cabe, por la recuperación de la liberad de 80 seres humanos que habían sido privadas de ella por oponerse a un sistema que ha arrastrado a Venezuela al abismo. Pero ello no riñe con que, al mismo tiempo, expresemos una sensación de desconfianza por lo que parece a todas luces una operación de maquillaje para tapar las miserias de un régimen que avanza imparable hacia su descomposición. En esta coyuntura nos preguntamos si esta espiral de supuesta generosidad incluirá a unos presos de los que pocos, con la notable excepción de este periódico, parecen preocuparse: los 59 colombianos, en su casi totalidad oriundos de la Región Caribe, que se encuentran presos en Caracas desde agosto de 2016, señalados de un supuesto complot paramilitar contra el presidente Maduro. Estas personas no han sido aún acusados formalmente de delito algunos, lo que llevó a una jueza venezolana a ordenar su puesta en libertad inmediata. Dicha sentencia ha sido desatendida por las autoridades, con lo que nuestros compatriotas continúan detenidos en unas condiciones extremadamente penosas. Esperamos que, en su súbito arranque de benevolencia, con el que pretende “sanar heridas”, Maduro se acuerde de estos 59 colombianos y los deje por fin libres. Las autoridades colombianas, que dicen estar apoyando activamente a estos compatriotas, no pueden permitir más tiempo este atropello intolerable a los derechos fundamentales. Es hora de que termine esta pesadilla que dura ya mucho tiempo.
Como si se tratase de un monarca asiático que festeja su jubileo, Nicolás Maduro anda estos días celebrando su reciente victoria electoral con exhibiciones de magnanimidad hacia las víctimas de su régimen.