Diez actores de Barranquilla cuentan cómo se formaron
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El arte de caracterizar con el cuerpo y con palabras un personaje ante las cámaras, flashes, sobre las tablas de un teatro o en un set de grabación, es para muchos el trabajo ideal.
Un actor o actriz interioriza las características físicas y emocionales de cada ‘papel’ para transmitir a la audiencia una verdad en su accionar. Esta labor ha sido ambicionada por muchos jóvenes, que han tenido un acercamiento con este arte, bien sea como cinéfilos o simples espectadores de una novela, serie u obra de teatro. Muy pocos han dado el paso y han decidido asumir la actuación como forma de vida.
Algunas de estas personas, con apoyo o sin él, han llegado a figurar en programas o series reconocidas en Colombia y fuera del país, gracias a sus habilidades innatas de observación, escucha, corporalidad, o a su formación académica.
En ‘La Arenosa’, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico cuenta con el programa presencial de Arte Dramático desde hace 19 años. Según representantes de la institución, la carrera, que dura cinco años, forma a profesionales en dramaturgia bajo la línea de voz, cuerpo, investigación, interpretación y música.
“Tenemos de 30 a 50 actores y actrices por año”, contó la coordinadora de este programa, Ana Milena Navarro Busaid, quien resalta que el perfil de sus egresados es en dramaturgia e interpretación.
A pesar de que existen instituciones en la ciudad que brindan capacitaciones y talleres, la mayoría de personas que desea emprender en el mundo de la actuación se capacitan en ciudades como Bogotá.
Para la coordinadora este hecho es una “tendencia en el país. Lo importante es que Bellas Artes está trabajando en el reconocimiento de la región”. “Esto se da en todos los procesos de interpretación o de creación por la cultura en la que hemos crecido. Dedicarse al arte es una tarea titánica bajo las condiciones que hay ”, dijo.
La representante de Bellas Artes también mencionó que el hecho de que Barranquilla no cuente con muchos espacios para la exhibición del arte y que no se invierta en los teatros “reduce las posibilidades de circulación y creación de las obras, así como el consumo de los públicos”.
EL HERALDO consultó a 10 actores barranquilleros de renombre que han empezado su carrera actoral en la ciudad o han emigrado para encontrar oportunidades laborales y capacitarse en la industria. Ninguno pasó por el programa de Arte Dramático de Bellas Artes.
Sarah Mintz
La actriz barranquillera conocida internacionalmente como Maritza Rodríguez, pero que ahora se llama Sarah Mintz, aseguró que empezó en la industria “con cero formación” actoral, porque ella no estaba buscando ser actriz, sino que incursionaba como modelo. “Cuando vivía en Bogotá tenía una compañera de cuarto que le gustaba actuar, una vez la invitaron a un ‘casting’ y me dijo que la acompañara, lo hice y resulté de extra en Dejémonos de vainas (una serie)”. Después, de la misma forma, fue seleccionada para la producción Señora Isabel, donde empezó a grabar con parlamentos. “Lo mejor para mí ha sido tener toda esa cultura costeña porque uno va pa’ las que sea, con frescura, sin pena y lo hace como sea, la espontaneidad para mí fue de mis mejores herramientas en mi inicio (...) Todo en mi vida ha sido empírico. Cuando empecé a hacer un papel grande, la producción nos puso a ciertas actrices a formarnos con un maestro privado, me acuerdo que habían muchas personas que habían estudiado, pero no tenían la experiencia. Lo mío era al revés”, aseveró. Mientras aprendía en esas clases, Mintz descubrió que la parte del entrenamiento actoral es muy importante y necesaria. “Si hubiese tenido la formación en mis inicios, habría sido una flecha y quien sabe a dónde hubiera llegado. Es importante tener ese soporte para aprender cómo funcio- na la industria”. Para esta artista la actitud también es muy importante. “Yo observaba lo que hacían los actores, a qué hora llegaban, si agarraban el libreto, a dónde iban, preguntaba mucho, eso me sirvió”. Cuando la actriz actuó en Milagros de amor empezó a tener un ‘coach’ para que la ayudara a diseñar el personaje. Afirma que entre el modelaje, la presentación y la actuación en comerciales no le quedaba tiempo para tomar más clases. “En Barranquilla no hice nada de actuación porque no había nada para hacer. Uno siempre pensaba en Bogotá que era donde estaba la industria televisiva, allí hay muchas instituciones para formarse”, aseguró Mintz, que también creó En Escena, una escuela de modelaje y actuación con sedes en Barranquilla y Bogotá, junto a sus hermanos. Allí brindan herramientas para que los aspirantes a actores “cumplan sus sueños”.
Comenzó en el mundo de la actuación en Barranquilla a los 17 años con el grupo La calle, donde duró poco. Al sentir que no iba a encontrar su camino en la ciudad viajó a Bogotá. “Las posibilidades que habían en Barranquilla eran casi nulas... ahora se le está dando la espalda a la cultura, así que trabajo por mi Costa, pero desde acá, en Bogotá, donde vivo”, manifestó. Este actor piensa que en su ciudad natal no se valora el arte de la actuación porque no hay lugares para estudiarlo. “Hay una enorme deficiencia, no en el nivel de los actores sino en la estructura misma porque lo que existe público únicamente es Bellas Artes y está en malas condiciones, lo que avergüenza”. Víctor Hugo cuando llegó a Bogotá se formó actoralmente en el Centro Colombo Español, dirigido en ese entonces por Fausto Cabrera, donde dictaban clases Edgardo Román y Jasid García. “Al tiempo estuve en la Escuela Distrital de Teatro Luis Enrique Osorio”. A pesar de estos estudios, Trespalacios contó que fue “rebelde” en cuanto a la academia. “Me aburre profundamente que me pongan a hacer vainas que no quiero, como estudiar historia del arte y todo eso. Yo lo que quería era actuar”, expresó. Por esto renunció y se dispuso a trabajar en grupos de teatro y talleres con maestros. En medio de la experiencia con estos académicos y con investigación se volvió profesor”.