El Heraldo (Colombia)

La brecha laboral que se resiste a ceder

El mercado laboral mantiene altos índices de desigualda­d y discrimina­ción hacia el género femenino. Entre enero y mayo de 2018 el desempleo de mujeres es del 12,4%.

- Instituto de Estudios Económicos del Caribe

La mitad de las mujeres en Colombia tiene trabajo informal.

Apesar de que desde el 2010 la brecha entre la tasa de desempleo de hombres y mujeres se ha reducido, todavía persiste un alto índice de desigualda­d y discrimina­ción en el mercado laboral. Según el Dane, entre marzo y mayo de 2018 el desempleo en mujeres es del 12,4% mientras que para hombres es del 7,4 %.

Kenkin Morales, coordinado­ra del Observator­io Regional de Mercado de Trabajo del Atlántico (Ormet) y profesora de Uniatlánti­co, plantea que esta situación responde a un fenómeno multidimen­sional que incluye aspectos culturales relacionad­os en gran medida con la maternidad, el nivel de cualificac­ión y otros factores socioeconó­micos

Por su parte, María Esperanza Cuenca, profesora del IEEC de Uninorte, dice que entre los factores que fomentan la desigualda­d en el mercado laboral priman temas estructura­les: “La educación, mayores costos laborales y, en algunos de los casos, discrimina­ción abierta. Así mismo, en algunos departamen­tos del país, las familias siguen prefiriend­o para las mujeres el rol del hogar”.

El lento desempeño económico que se ha experiment­ado en Colombia y el incremento de la informalid­ad ha empeorado las condicione­s laborales para los empleados y desemplead­os. El mercado laboral colombiano afronta un bajo crecimient­o económico, del 2,2% en el primer trimestre de 2018, y altos índices de informalid­ad, que en promedio son del 47,7%, según el Dane.

Las mujeres son el grupo más afectado por esta situación. De acuerdo con el BID, en Colombia los hombres cuentan con mejores condicione­s laborales, participac­ión laboral, trabajos formales y salarios en comparació­n con las mujeres.

El mercado laboral femenino no solo se está viendo afectado por la baja inclusión a los puestos de trabajo, sino que las mujeres están realizando trabajos con menores sueldos y peor clima laboral. Según el Dane, entre marzo y mayo de 2018 el porcentaje de mujeres con trabajos informales en Colombia fue del 50 %.

Para Morales, estrategia­s como los acuerdos de formalizac­ión laboral, incentivos a la formalizac­ión empresaria­l, incentivos al emprendimi­ento juvenil, acceso a informació­n relacionad­a con beneficios de la formalizac­ión, entre otros que se vienen implementa­ndo por el Ministerio del Trabajo se consideran herramient­as útiles para promover el desarrollo de prácticas laborales formales.

Las actividade­s económicas donde se concentran la mayoría de mujeres ocupadas en el país se caracteriz­an por ser también las de mayor informalid­ad laboral. Entre marzo y mayo de 2018, el 33% y 32% de las mujeres ocupadas estaban adscritas a los sectores de comercio, hoteles y restaurant­es y servicios comunales, sociales y personales, de acuerdo con cifras del Dane.

“Para cerrar estas brechas se debe realizar una combinació­n de políticas laborales activas y pasivas, que permitan aprovechar el potencial productivo de ambos grupos (hombres y mujeres). Las políticas activas se refieren a intervenci­ones directas en actores sociales y mecanismos para la creación de empleo; y las políticas pasivas se orientan hacia la atención directa de la fuerza de trabajo y a la población desocupada”, agrega Morales.

SE MANTIENEN PREJUICIOS. El desempleo en mujeres con edades entre los 14 y 28 años se ha mantenido elevado en los últimos años. Para esta población, entre marzo y mayo de 2018, el desempleo se mantuvo en 21,6%.

Los prejuicios alrededor de la fertilidad de la mujer es un factor que también dificulta el acceso a las más jóvenes para ciertos puestos de trabajo, pues se estigmatiz­a que las mujeres sin hijos representa­n un alto costo de mano de obra para el empresario en caso de quedar embarazada.

Adicionalm­ente, las limitacion­es para acceder a la educación en distintos niveles hacen que los más jóvenes recurran a actividade­s informales para obtener ingresos o permanezca­n desemplead­os. Luis Alexander Villarraga, director del Observator­io de Educación de Uninorte, señala que se debe garantizar equidad en el acceso y permanenci­a a educación de calidad en los niveles de educación básica que permita a los jóvenes contar con los conocimien­tos y habilidade­s necesarias para continuar en su proceso de formación en la educación superior aseguraría mayores niveles de ingresos.

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ARCHIVO Operaria de una empresa del sector de confeccion­es en Barranquil­la.

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