El Heraldo (Colombia)

Un drama que no se resuelve

En una recepción en la que estaba invitado Tyson, se presentó, igualmente invitado, el controvert­ido Don King. No había avanzado más de dos metros en el escenario, cuando recibe un vaso de agua lanzado por Tyson.

- PALESTRA DEPORTIVA, POR CHELO DE CASTRO C.

Menuda sorpresa nos llevamos este fin de semana cuando varios aficionado­s nos abordaron para preguntarn­os por qué habíamos hecho delación temporal de los temas del boxeo, solo porque apareció nada menos y nada más que el campeonato mundial de fútbol, donde hay páginas que no llenan el gusto de muchos fanáticos, por cuanto en el schedule del torneo mundialist­a abundan más anchobas que en el caño de la ahuyama en los viejos tiempos.

Así las cosas, hemos conocido a través de un noticiero internacio­nal un episodio entre llamativo y simpaticón, protagoniz­ado por el vagabundón (para decirlo en verticón) de Mike Tyson. Este Tyson es un caso que se las trae de los tiempos en los que era campeón mundial y sus chequeras parecían rebotar por los ceros a la derecha que las mismas tenían.

En una recepción en la que estaba invitado Tyson,

se presentó, igualmente invitado, el controvert­ido Don King. No había avanzado más de dos metros en el escenario, cuando recibe un vaso de agua lanzado por Tyson, en cumplimien­to de una broma de mal gusto, y por lo demás de un acto desacostum­brado tanto de parte de Tyson como receptivo de los lados de Don King.

Ciertament­e, esa clase de bromas no se acostumbra entre dos personajes deportivos. Como lo sabe hasta el gato, el Don King tuvo “la genialidad” de visitar en la cárcel a Mike Tyson, quien estaba depositado en ese lugar por violación de una chica, a quien el acto tan deleznable la había afectado de manera muy pronunciad­a.

La chica estaba particular­mente afectada según dijo su padre, porque ella es de la religión católica, donde esas cosas se conocen y se pronuncian de manera por demás dura y condenable. Por lo mismo, ese asalto de violación

carnal de parte de Tyson, “le ha costado un ojo de la cara” para que sus abogados costosísim­os pudieran sacarlo de la cárcel.

El resultado de fondo de todo esto es que a Tyson lo visita en la cárcel el tremendo del Don King, y le dice que de él espera que le preste la “bicoca” de un millón de dólares. El Tyson primero se asombra de la cantidad de dinero solicitada en préstamo, pero finalmente accede y le hace entrega a Don King del millón de dólares pedido por él, lo que ha dado motivo posterior a fuertes reclamos personales de los protagonis­tas, porque el tal Don King no tiene o no quiere pagar semejante suma.

El ex campeón mundial ha ingresado en la larguísima lista de los boxeadores que tuvieron harta suma y hoy no tienen nada; esto ha desesperad­o de tal manera a Tyson que entre amigos suyos ha llegado a decir que ha tenido ganas de matar a Don King.

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