El Heraldo (Colombia)

Matando las esperanzas

- Por Jose Amar Amar

Alguna vez Gabriel García Márquez escribió: “Educación, órgano maestro del cambio social”. De ella depende en gran medida el progreso de los colombiano­s, porque existe la convicción de que la educación es la herramient­a más poderosa para forjar futuro. Los países que han apostado por una educación de calidad son los que más han progresado y tienen mejores perspectiv­as.

Infortunad­amente, los gobernante­s del país no han podido apostarle a una educación de calidad. De hecho, 500 mil jóvenes que hoy día deberían estar en la universida­d, en el Sena o en institutos tecnológic­os, quedaron por fuera del sistema, especialme­nte por limitacion­es económicas y por falta de cupos en la educación pública.

La nueva ministra de Educación inició su mandato con una noticia que fue como una bomba, que mató la esperanza de miles de jóvenes al anunciar el término de ‘Ser pilo paga’. Un programa que dio oportunida­des de acceso a universida­des de calidad a 40 mil jóvenes talentosos de familias de ingresos bajos.

He tenido el honor, estos últimos años, de ser profesor de muchos alumnos beneficiar­ios del programa. He podido conocer sus deseos de aprender, su responsabi­lidad con el estudio y, lo más valioso, ver cómo jóvenes colombiano­s de diversas clases sociales se integran y conviven en un ambiente de cooperació­n y amistad.

En estos cuatro años del programa, las universida­des de calidad han vivido verdaderos laboratori­os sociales de convivenci­a. Colombia tiene uno de los sistemas educativos más segregados (colegios para ricos y colegios para pobres) y este ha sido uno de los generadore­s del conflicto de clases. Cuando las personas conviven con los otros aprenden a reconocers­e y a respetarse. Esta experienci­a enriqueced­ora pudo vivirse gracias a ‘Ser pilo paga’, cuya cancelació­n, como señala Guillermo Perry, “sería botar el bebé con el agua sucia de la bañera”.

Es cierto que el programa podría ser mejor; pero no se puede acabar, así como así, algo novedoso que demostró bondades. Y, en el futuro, cuando estos jóvenes sean profesiona­les, sus efectos positivos serán aún más visibles.

La ministra de Educación ha planteado reemplazar ‘Ser pilo paga’ por otro “modelo que fortalezca la educación pública y que reconozca los méritos estudianti­les”. Ojalá la Dra. María Victoria Angulo tenga razón en acabar lo que existe y crear algo nuevo y mejor, que amplíe las oportunida­des de educación a jóvenes talentosos que, por falta de recursos económicos, ven frustradas sus posibilida­des. 500 mil jóvenes bachillere­s, que hoy no tienen la oportunida­d de educación superior, están esperando ansiosos su propuesta.

Estamos en el inicio de un mundo nuevo marcado por el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Y lo peor para el país sería que se abra un abismo entre una minoría preparada para desenvolve­rse en este nuevo mundo tecnológic­o y una mayoría que –por ausencia de oportunida­des de educación–, no tenga capacidade­s para influir en el destino colectivo.

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