En la puerta del horno
Han surgido discusiones y comentarios acerca del cambio de horario en el vuelo Barranquilla-Miami operado por Avianca. Más allá de la incomodidad lógica generada por el cambio, este trae consigo un mensaje negativo en cuanto a la conectividad de nuestra ciudad.
Durante los últimos años, desde lo local se ha hecho un esfuerzo mancomunado y profundo para cimentar y promocionar una nueva ciudad-región. Y dentro de las estrategias utilizadas se destaca la renovación del aeropuerto, con miras a convertir la ciudad en un verdadero centro de negocios y en un destino para los turistas, nacionales y extranjeros. Sería una pena que luego, por falta de conectividad (vuelos), la gente no venga, el turismo no llegue y los negocios se enfríen.
Barranquilla posee un sinnúmero de condiciones que hacen de la ciudad el sitio ideal para conectar al país con el mundo, tan es así que en una época se rumoró de la posibilidad de convertir al Cortissoz en un centro de conexión (hub), tal como hoy lo es el Aeropuerto de Panamá. Pero el ambiente es otro, los vuelos no llegan y, peor aún, parece que se van.
La realidad es que las aerolíneas atienden mercados y no aeropuertos. ¿Será que el mercado barranquillero no está siendo tan atractivo? Desde lo local se ha avanzado mucho, con el Centro de Eventos Puerta de Oro, el Gran Malecón del Río, con nuestro Carnaval, con ser la casa de la Selección Colombia y con las nuevas inversiones culturales y deportivas; pero, aparentemente necesitamos pensar en estrategias adicionales que aumenten el número de pasajeros que transitan por la ciudad.
Utilicemos esta coyuntura para sentar al operador del aeropuerto, al Gobierno nacional, al departamental y al local con las aerolíneas, para crear una estrategia con incentivos suficientes que transformen el mercado. Este existente cuasi monopolio no funciona, y cuando eso ocurre el Estado debe interferir. Es necesario impulsar la llegada de aerolíneas de bajo costo, solicitándole al Gobierno nacional una política de cielos abiertos. Adicionalmente, plantearle a Avianca que su nueva línea de rutas regionales establezca su base desde Barranquilla. Hay que ayudar desde lo público a crear la masa crítica suficiente de pasajeros para que el mercado mejore y así vuelvan los vuelos a Miami en horarios convenientes, y por qué no, que se vuelvan a abrir las rutas a Madrid y a Nueva York, que se encuentran aprobadas, pero que no se utilizan por falta de mercado.
Barranquilla, por su historia, por su posición estratégica y por la pujanza de sus líderes, estoy seguro de que podrá lograr que ese nuevo aeropuerto sea aprovechado para conectarnos con el mundo. La decisión de Avianca con respecto al vuelo Barranquilla-Miami debe ser ese llamado de atención para que el pan no se nos queme en la puerta del horno, ayudemos a crear el mercado y mostrémosle Barranquilla al mundo. ¡Porque quien lo vive es quien lo goza, y si se lo goza, en Barranquilla se queda!