El Heraldo (Colombia)

Herencias malditas 5 historias de traición y muerte

Disputas y asesinatos de parientes se han registrado en Valledupar para la apropiació­n del dinero y bienes de las víctimas.

- Por Miguel Barrios

En una especie de maldición se han convertido algunas herencias en Valledupar. Disputas familiares y muertes se han registrado entre parientes en los últimos años en esta capital para quedarse con propiedade­s y dinero que constituía­n el patrimonio de las víctimas.

Hijos, nietos, sobrinos, hermanos, esposos y esposas han terminado en prisión por participar en los crímenes de familiares en un acto de codicia. Son varias las historias de personas que ahora pagan condenas sin haber logrado el propósito de disfrutar de esas riquezas.

Uno de los casos de mayor revuelo ocurrió el 17 de noviembre de 2014, cuando fue encontrado muerto a golpes en su vivienda del barrio Pontevedra, al norte de Valledupar, Candelario Medina Beleño, un albañil de 63 años que tras un momento de suerte se había ganado $600 millones como premio de una lotería. Los dos hijos de este hombre, a quienes sacó adelante trabajando como maestro de obra en las construcci­ones de la ciudad, fraguaron asesinarlo luego que este se negara a compartir su fortuna con ellos.

Según la investigac­ión, cegados por la ambición, Javier Darío, en ese entonces de 30 años, e Ismael Antonio Medina, de 33, decidieron darle muerte pa- ra quedarse con parte del dinero y los bienes que alcanzó a comprar su padre. Fue así como en complicida­d con otras dos personas, cumplieron su plan, asesinándo­lo con las mismas herramient­as que usaba la víctima en su trabajo.

Las sospechas del asesinato recayeron desde el comienzo en estos hijos del albañil, teniendo en cuenta que, de acuerdo con testimonio­s de personas cercanas, la relación entre ellos no era la mejor, incluso ya lo habían amenazado por no querer darle parte del premio.

Tras más de un año de investigac­ión, los dos hermanos fueron capturados en la misma vivienda donde había sido hallado el cuerpo de Candelario con politrauma­tismos en el cráneo y tórax causados con objetos contundent­es. Los dos fueron llevados ante un juez para su judicializ­ación.

Javier Darío Medina reconoció en un preacuerdo con la Fiscalía que participó en el crimen y fue condenado a 25 años de prisión, mientras que su hermano Ismael Antonio, quien no se allanó a los cargos, fue cobijado con una sentencia de 40 años de cárcel.

Además de los dos hermanos, el ente investigad­or determinó que en el crimen también participar­on Álvaro Javier Tapias, amigo de los hermanos Medina; y José del Carmen Marrugo, alias ‘Cafú’, a quien habrían buscado para que cometiera el homicidio.

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Javier e Ismael, condenados por matar a su padre, Candelario Medina.
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Curiosos observan el levantamie­nto del cadáver de Candelario Medina (recuadro). Arriba, sus dos hijos.
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