Alias, sobrenombre o apodo

Carajo, la idiosincrasia del barranquillero y del costeño en general es la de ser mamador de gallo.

El colocar un alias, sobrenombre o apodo es algo natural en el costeño, es el pan nuestro de cada día.

El pato, Care de nalga, El Cabe, Guatacara, Meñeca, Bola de moco, Pan viejo, Pelo e’ burra, El caballo, Boca e’ tula, Guayabita y Calilla son unos de los muchos apodos que se dan en esta zona del país.

Mi amigo Roberto Molina desde que nació le dicen Moñingo. Me cuenta Moñingo que un día fue a cambiar un cheque en el extinto Banco Cafetero y el cajero llamó a Roberto Molina y el ni se inmutó, a la quinta vez que el cajero llamó fue que el Moñingo dijo: “Eche si yo soy Roberto Molina”. Definitivamente no cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte... Un amigo matacura me cuenta que en Sitionuevo un candidato a la alcaldía se “jactaba” que era el único que no tenía apodo, hoy nadie recuerda el nombre de dicho candidato, ya que ahora es conocido como “El Único”.

Recuerdo hace años que en La Victoria vimos llegar una mudanza a la única casa desocupada de la cuadra. Las miradas de todos los jóvenes presentes fueron a una bella chica que se bajó del camión con una faldita bien bonita, “carne nueva” gritó alguien del grupo, hoy a pesar que han pasado más de 30 años, la señora “Carne nueva” sigue viviendo en el barrio y aún muchos no conocen su nombre y su carne ya no es tan nueva.

Me cuenta una cuñada que tenía una amiga que le decían “Tajadita”. Un día tenía que ir a visitarla, pero le daba pena llegar a su casa y preguntar por ‘Tajadita’, por lo que decidió investigar su nombre. La tarea fue muy difícil, ya que solo después de tres días fue que vino a dar con el nombre de Josefina. Cuando llego por fin a visitarla, tocó el timbre y abrió la mamá...“Hola doña, buenas tardes, ¿se encuentra Josefina?”, “por supuesto mija, pase...” En ese momento se escuchó un Tajaditaaaaaaaaaaaaa te buscan...

Pepe Cepeda