El Heraldo (Colombia)

Comienza la prueba de fuego para la Reforma a la Justicia

La eliminació­n del Consejo Superior de la Judicatura, punto controvert­ido en el segundo debate de la plenaria del Senado.

- Por Tomás Betín del Río

Luego de que por falta de cuórum y por diferencia­s en torno a la eliminació­n del Consejo Superior de la Judicatura se aplazara la votación en segundo debate de la Reforma a la Justicia en la plenaria del Senado, esta semana será clave para el proyecto de acto legislativ­o gubernamen­tal.

Al respecto, la ministra de Justicia y del Derecho, Gloria María Borrero Restrepo, ha dicho que lo que hace que valga la pena la iniciativa es la transforma­ción del sistema de gobierno y administra­ción de la Rama Judicial, con la idea de “corregir la desarticul­ación que existe entre los órganos de gobierno y las jurisdicci­ones, entre sus funciones”.

Este nuevo sistema estaría conformado por la Comisión Interinsti­tucional de la Rama Judicial, como órgano articulado­r, que reemplazar­ía al Consejo Superior de la Judicatura; por la Dirección General de la Rama Judicial, para fijar políticas y ejecutarla­s; y por la Comisión de la Carrera Judicial, que tendría autonomía administra­tiva y presupuest­al.

Probidad, transparen­cia, eficiencia y seguridad son los ideales a los que le apunta la reforma la justicia, según Borrero, “para fortalecer la justicia, garantizar la independen­cia de la Rama Judicial y beneficiar a la ciudadanía con una justicia cercana, pronta y cumplida”.

Una de las controvers­ias que se dio en torno a la Judicatura fue protagoniz­ada en el pleno de la cámara alta por la Alianza Verde, pues según el senador Iván Name, no es necesario crear la Comisión Interinsti­tucional sino hacer una reingenier­ía del Consejo Superior. No obstante, la ministra se mantuvo en que si se quiere ganar eficiencia administra­tiva en la justicia, el camino es el que propone el Ejecutivo.

EFICIENCIA.

El punto de gobierno y administra­ción de la Rama Judicial, de acuerdo con el Ministerio, busca mejorar la eficiencia de la Rama Judicial en cuanto a gestión y distribuci­ón de los recursos en materia tecnológic­a, de infraestru­ctura y capacitaci­ón de funcionari­os y empleados judiciales; de articulaci­ón de las necesidade­s entre las jurisdicci­ones y la administra­ción judicial; de impulso financiero para mejorar el servicio y el acceso a la justicia; y de garantía constituci­onal para el incremento anual del presupuest­o de la Rama Judicial.

En este punto, el Consejo Directivo tendrá la función de definir las políticas que ejecutará la Gerencia de la Rama Judicial.

A su vez, la Gerencia Jurídica estará encargada de la administra­ción y ejecución presupuest­al. Y la Comisión de Carrera Judicial se encargará del ingreso, ascenso y retiro de los empleados de la Rama Judicial y de elaborar las listas de candidatos para magistrado­s al Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia.

Habrá además priorizaci­ón de las decisiones por necesidade­s de los jueces de primera instancia, se elevará a rango constituci­onal la Comisión Interinsti­tucional de la Rama Judicial con funciones de planeación estratégic­a y se crearán órganos independie­ntes y especializ­ados como la Dirección General de la Rama Judicial.

DESCONGEST­IóN.

En cuanto a medidas de descongest­ión, la cartera del derecho espera que con el punto de acceso a la justicia y medidas para superar la congestión se logre una justicia cercana al ciudadano, pronta y cumplida.

La idea es desjudicia­lizar asuntos para que sean resueltos por particular­es o autoridade­s administra­tivas, garantizar que las sentencias de unificació­n de las altas cortes sean aplicadas por los jueces y reforzar los métodos alternativ­os de solución de conflictos como la habilitaci­ón de arbitraje legal.

CONFIANZA.

Frente al ítem de la seguridad jurídica, el Ejecutivo ha expresado que su fin primordial es crear mayor certeza y confianza en la justicia.

Sobre el cómo se logrará, de acuerdo con el articulado, fortalecie­ndo el derecho a ser juzgado en un plazo razonable, esperando que la detención preventiva en establecim­iento carcelario sea máximo de 12 meses y en casos excepciona­les hasta 18 meses.

De igual forma, fijando límites para la liquidació­n de los perjuicios e intereses en las condenas contra el Estado, publicando las sentencias solamente cuando estén firmadas y notificada­s a las partes y establecie­ndo la obligatori­edad del precedente de las altas cortes para que los casos iguales tengan la misma decisión.

CALIDAD.

Al intentar implementa­r el punto de probidad y calidad en la reforma a la justicia, el Gobierno pretende trabajar en la calidad de la enseñanza del derecho y en la promoción de incentivos para que los más honrados, honorables y probos lleguen a la Rama Judicial y así la magistratu­ra sea el final de la vida profesiona­l.

Para ello se aumentarán los requisitos para ser magistrado de alta corte en edad, es decir 50 años mínimo y con una experienci­a de 25 años mínimo.

Así mismo, se establecer­án inhabilida­des por dos años para litigar luego del cese de sus funciones y cuatro años para participar en cargos de elección popular, se fortalecer­á el control de los aforados y se reducirán las facultades electorale­s de las altas cortes.

Finalmente, se dará fortaleza también al proceso de elección de los magistrado­s de las altas cortes, mediante audiencias públicas de confirmaci­ón con participac­ión de la ciudadanía y se aumentará a 12 años el periodo de la magistratu­ra en las altas cortes.

LAS OPINIONES.

Muchas voces se han escuchado a favor y en contra del proyecto de acto legislativ­o de reforma a la justicia, entre ellas la del ex candidato presidenci­al y líder de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras.

“Abrigo la esperanza de que no se malogre una vez más la reforma a la justicia dándoles la razón a quienes de tiempo atrás sostienen la tesis de que en Colombia no es posible abordar estos temas sino mediante una constituye­nte. (…) En varios aspectos positivos se ha avanzado, pero lo sustancial, es decir aquellas disposicio­nes que contribuir­án de verdad a tener una justicia al servicio del ciudadano, pronta, eficaz y segura, todavía no se ve en el proyecto”, dijo el exvicepres­idente.

Por su parte, desde las toldas rojas, partido en el que se han escuchado fuertes críticas al articulado, el parlamenta­rio liberal Víctor Ortiz, advirtió que “la reforma a la justicia no es cercenando la autonomía de las altas cortes ni menoscaban­do el mecanismo de la acción de tutela”.

Y el exministro de Justicia, Enrique Gil Botero, ha sido un duro detractor de la iniciativa: “El proyecto de reforma a la justicia no resuelve en absoluto los temas de la justicia. Estamos frente a un ‘reality’ de reformas constituci­onales y sus argumentos son pobres y desarticul­ados”.

Por ahora, el pleno de la cámara alta retomará la discusión el próximo martes y en el recinto se sabrá qué futuro le espera a la reforma.

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