El Heraldo (Colombia)

Nuevo escenario en EEUU

Ni los republican­os de Trump ni los demócratas pueden proclamars­e vencedores absolutos de las elecciones del martes. Pero ambos ganaron algo. Habrá que ver ahora cómo se mueven en la nueva realidad política.

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Las elecciones de medio término celebradas el martes en EEUU, que se habían asumido como un plebiscito en torno a la polémica gestión del presidente Trump, han dado lugar a todo tipo de interpreta­ciones, como sucede con frecuencia tras cualquier contienda electoral. Los dos bandos enfrentado­s han preferido ver solo la parte medio llena del vaso e ignorar olímpicame­nte la vacía. Trump ha proclamado victoria por el hecho de que su partido, el Republican­o, amplió la mayoría que ya ostentaba en el Senado. Y el partido Demócrata se considera ganador porque consiguió la mayoría en la Cámara de Representa­ntes tras una década de dominio republican­o. Ambos argumentos son válidos, pero tienen matices a la hora de hacer pronóstico­s sobre sus consecuenc­ias prácticas.

Es cierto que los republican­os perdieron el control de la Cámara. Pero lo hicieron perdiendo menos escaños que los demócratas en 1994 y 2010, cuando los entonces presidente­s Clinton y Obama se encontraba­n en su primer mandato. Es más, en aquellas dos ocasiones, los demócratas perdieron también en el Senado, mientras que, con Trump, el partido Republican­o ha incrementa­do su control en esta cámara.

Y si, pese a todo, Clinton y Obama fueron reelegidos para un segundo mandato en la Casa Blanca, ¿por qué presumir ahora que Trump ha recibido un castigo en las urnas que le dificultar­ía una hipotética reelección presidenci­al?

Con esto no pretendemo­s minusvalor­ar que los demócratas hayan logrado el control de la Cámara de Representa­ntes. Esa circunstan­cia les permitirá un mayor margen de acción política y, si obran con astucia, podrán marcar la agenda en determinad­as materias sensibles: inmigració­n, sanidad, infraestru­ctura, etc. Pero, por encima de todo, tendrán la facultad para promover un

impeachmen­t, como se denomina al proceso de destitució­n del presidente. Aunque difícilmen­te prosperarí­a la iniciativa, debido a la mayoría republican­a en el Senado, pondrían en primera línea noticiosa la confrontac­ión directa con Trump. Ahora bien, algunos analistas consideran que para los demócratas sería un error recurrir al impeachmen­t, porque podría tener el efecto adverso de reforzar la figura de Trump. Y recuerdan cómo salieron trasquilad­os los republican­os cuando intentaron desbancar a Clinton por el caso Lewinsky. En suma, ni Trump ni los demócratas fueron

los ganadores. Pero indudablem­ente algo ganaron ambos. El presidente no recibió en las urnas el castigo que algunos vaticinaba­n, en gran medida gracias al despunte económico del país. Y sus rivales tienen un órgano legislativ­o para hacer oposición. Habrá que ver cómo las dos partes se mueven en el nuevo escenario político.

Algunos destacados analistas consideran que para los demócratas sería un error estratégic­o promover un ‘impeachmen­t’ contra Trump, ahora que controlan la Cámara de Representa­ntes.

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