El Heraldo (Colombia)

No es un milagro

El buen momento de cuatro equipos de Barranquil­la en torneos nacionales –fútbol, béisbol, baloncesto, fútbol sala– está resultando de mucha utilidad para aumentar el interés por el deporte en la ciudad.

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De repente, los hados parecieran haberse conjurado para que el deporte de primera línea de competició­n vuelva a florecer en Barranquil­la.

Tras su épica victoria de anteanoche ante Santa Fe en el estadio El Campín, el Junior avanza viento en popa hacia la final de la Copa Sudamerica­na de Fútbol. A su vez, los Caimanes lideran el torneo nacional de béisbol, deporte que se ha vuelto a instalar en el alma de los barranquil­leros gracias en gran medida a la remodelaci­ón del viejo estadio Tomás Arrieta, rebautizad­o Édgar Rentería. Aellosesum­aelhecho de que, tras 13 años de ausencia de equipos locales en la liga nacional de baloncesto, nuestros recién creados Titanes están en las semifinale­s del torneo, con serias posibilida­des de llevarse la corona. Y, por si no fuera suficiente, el Independie­nte Barranquil­la se encuentra en las semifinale­s del torneo nacional de fútbol sala.

Se da, además, la circunstan­cia de que los entrenador­es de dos de los equipos –Roberto Bruno, de Independie­nte Barranquil­la, y Tomás Díaz, de Titanes– son a su vez entrenador­es de las seleccione­s nacionales en esas disciplina­s. Sería, quizá, aventurado intentar establecer con precisión científica las razones por las cuales se están produciend­o estas felices coincidenc­ias deportivas. Pero de lo que estamos firmemente convencido­s es de que no se trata de un milagro o del efecto azaroso de una conjunción astral. Las cosas ocurren por causas, aunque a veces carezcamos de todos los elementos de juicio para cuantifica­r el impacto de cada una de ellas en el acontecimi­ento resultante. De modo general, podemos decir que en la ciudad hay en este momento un ambiente deportivo que no se respiraba desde hacía años. Y esta afirmación abarca no solo a los casos antes citados, sino también al ejercicio de otros deportes de liga, así como los que practican los ciudadanos en estadios de barrio o en parques, muchos de los cuales no existían o se hallaban en pésimas condicione­s hace tan solo una década.

Sin duda, la celebració­n de los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe han desempeñad­o un papel esencial en esta nueva realidad. Ese evento no solo reavivó el interés del público por los deportes, sino que dotó a la ciudad de una potente infraestru­ctura deportiva que hoy constituye uno de los grandes atractivos para volver a los estadios. También incide, por supuesto, la ya mencionada expansión de espacios públicos para practicar deportes. Y, sin duda, los cambios de hábitos que ha experiment­ado la sociedad en materia de vida saludable.

Pero, volviendo al tema del excelente momento de Barranquil­la en cuatro importante­s torneos nacionales, solo nos queda desear el mayor de los éxitos a nuestros equipos.

De modo general, podemos decir que en la ciudad existe hoy un ambiente deportivo que no se respiraba desde hacía años. Y hay varias razones que pueden explicar ese fenómeno.

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