Los ratones cuidando el queso
Esta es una situación, aunque no deseada, necesaria para garantizar la continuidad del servicio de energía a los habitantes del Caribe, dada la imposibilidad manifestada por Gas Natural Fenosa. Lo que se encontró en este proceso motivó la declaratoria del a liquidación de Electricari be. La situación encontrada reflejó, sin lugar a dudas, una serie de malas prácticas aplicadas por los administradores de esa empresa, que ameritaban no solo la remoción del entonces gerente y su junta, sino del personal directivo, partícipe directo y en muchos casos promotores de ese desastre. Casos como el manejo irregular de los recursos del Foes y de los proyectos del Faer y el Prone, costosas consultorías y contratos de prestación de servicios que no se justificaban así lo indican. A propósito de esa situación, la Contraloría General de la República no ha vuelto a informar en qué quedaron sus actuaciones. ¿Una omisión más?
Sin embargo, la Superintendencia de Servicios Pú- blicos Domiciliarios (SSPD) adoptó no solo una situación pasiva y permisiva al limitarse solo a designar un agente interventor, al parecer con una serie de limitaciones para su gestión al no permitirle, como debió ser, conformar su equipo de colaboradores, sino que ha venido trabajando con quienes todos sabemos, fueron los principales agentes a través de los cuales los anteriores operadores desangraron esta empresa de servicios públicos y han puesto en riesgo la prestación de este vital servicio. En otras palabras, los ratones continúan cuidando el queso. Durante estos dos años la gestión se ha centrado en mantener la prestación del servicio, especialmente en lo que a las compras de energía en el mercado mayorista de energía se refiere, garantizándole a los generadores y comercializadores los compromisos derivados de los respectivos contratos, a ordenar en lo posible la escasa y precaria información existente y a contratar a la Financiera de Desarrollo Nacional para que desarrollara las bases y condiciones para el proceso de búsqueda de un nuevo operador.
Mientras tanto el servicio continúa deteriorándose, son cada vez más frecuentes los cortes de energía, los problemas de calidad del servicio, el incremento de cartera y de las pérdidas de energía, por lo que no se prevén, al menos en el corto plazo, opciones de mejora que permitan inferir que empresas organizadas y con músculo financiero y experiencia en las actividades de generación y distribución de energía, se interesen en participar en este proceso. Lo sucedido hasta la fecha con la sola manifestación de interés de un posible oferente, es una muestra de esta situación.
En resumen, la intervención de la SSPD ha permitido mantener un servicio que cada vez se deteriora más, no se han tomado al interior acciones administrativas ejemplarizantes, han continuado aplicándose prácticas gerenciales que no contribuyen a la búsqueda de mejoras en la gestión, por lo que con la llegada de nuevos directivos a la SSPD, se espera una serie de acciones que permitan redireccionar las requeridas hasta tanto aparezca, ojalá que pronto, el tan esperado nuevo operador. Mientras tanto, el tan anunciado Plan B, no aparece por ninguna parte.