El Heraldo (Colombia)

Legalidad sin contexto

- Por Claudia Ayola @ayolaclaud­ia Ayolaclaud­ia1@gmail.com

El sábado 3 de noviembre, aludiendo altos niveles de ruido, las autoridade­s sellaron transitori­amente el reconocido bar Donde Fidel, referente de música salsa en el centro histórico de Cartagena. Una vez se hizo pública la noticia, la polémica no dio espera: por un lado estaban los frecuentes clientes del bar para quienes la música salsa es un asunto patrimonia­l y, por otro, los defensores de la legalidad a ultranza.

Pero el asunto va más allá. La zona del Portal de los Dulces y la Torre del Reloj ha significad­o un territorio de confrontac­ión y disputa entre distintas lógicas de la ciudad. No en vano, Yolanda Wong, entonces alcaldesa encargada de Cartagena, el pasado mes de agosto dijo ante los medios que las trabajador­as sexuales “no pueden ser la imagen de la ciudad y la Torre del Reloj y la Plaza de los Coches lo son”. Es decir, para Wong, ese sector debe ser algo así como una postal para promociona­r a Cartagena. Al menos la Cartagena que venden en los paquetes turísticos.

El negocio de Fidel tiene una ubicación envidiable para cualquier inversioni­sta, como también lo tiene el negocio de al lado, la lonchería El Portal, que lleva más de medio siglo administra­do por una familia de origen chino. De manera coincident­e, cada uno a su estilo, hacen parte de la Cartagena que desaparece ante los ojos de los cartagener­os para convertirs­e en una ciudad boutique. Contra el restaurant­e El Portal ya se han visto intentos de saboteo con la divulgació­n de un falso video que intentaba dañar su reputación, pero cientos –miles– de trabajador­es y estudiante­s mostraron su respaldo y dieron cuenta de su tradición para salvar el día con una empanada china en tiempos de austeridad.

Lo de Fidel tiene un antecedent­e que no se puede dejar de lado y tiene que ver con la presencia de trabajador­as sexuales en el sector de la Torre del Reloj. Después del aplaudido golpe de la Fis- calía a las redes de trata, con la conocida operación Vespa que generó la captura de alias La Madame y de un oficial de las Fuerzas Armadas, en Cartagena se desató una arbitraria criminaliz­ación a la prostituci­ón. Las declaracio­nes que he mencionado de la entonces alcaldesa, son una especie de marco teórico para arbitraria­s restriccio­nes a la libre circulació­n por el espacio público.

El negocio de Fidel no es un bar que propicia la presencia de trabajador­as sexuales, pero la lógica de pacificaci­ón de la zona incluye acabar con cualquier manifestac­ión popular del arrabal. Todos los procesos de gentrifica­ción y desplazami­ento de los sectores populares urbanos se sirven de la legalidad. Una ley, por supuesto, aplicada a la medida de un modelo de desarrollo y un proyecto de ciudad muy específico­s.

La escenograf­ía para la hipócrita postal de la imagen de la ciudad se va armando poco a poco. La legalidad no puede ser un absoluto incuestion­able, más allá que se cumpla la sanción –que nadie pretende evadir–, requiere analizar su contexto. En algún momento esclavizar seres humanos fue legal.

Nota: Solo para hacer memoria, un sicario al servicio del paramilita­rismo asesinó a cuatro trabajador­as sexuales en la Torre del Reloj el 13 de febrero de 2003.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia