PROYECTO
Dentro de las alternativas que hay para conocer los secretos del galeón está el de un robot subacuático. William Gómez, exoficial y oceanógrafo, explica que esta alternativa permitirá a través de la tecnología explorar la zona previamente, conocer cómo se encuentra la embarcación y demás. Una muestra de los avances tecnológicos en el campo de la arqueología subacuática. capture no era lo mejor.
El Galeón San José llevaba una carga tan valiosa, explica José Manuel Espinosa, director del departamento de Historia y Ciencia de la Universidad del Norte, porque la corona española lo envió con la recaudación de los impuestos de América después de varios años de pausa por la guerra. “Pero en un punto España empezó a necesitar los caudales de América. En 1706 se decide mandar una flota para recaudar todo lo acumulado”.
Juan Guillermo Martín, arqueólogo y director del Museo Mapuka, agrega que “un barco de estos más pesado hace más difícil su maniobra”.
“La Carrera de Indias —el camino fijado para viajar hasta América— venía por la plata del virreinato de Perú, que es el más próspero de Sudamérica, que incluye las minas de Potosí, los cargamentos de la actual Colombia, cosas del actual Ecuador, todo eso salía a través de Lima”, cuenta Espinosa. Ese recaudo se llevó del Puerto de Lima al Callao y luego por barco hasta Panamá, y la manera en que llegaría a España —que debía ser por el Caribe— la mercancía cruzaría por tierra hasta Portobelo. Ahí los barcos venden sus productos y cargan de vuelta los artículos americanos, metales preciosos y caudales.
“Pero hubo un problema”, cuenta Espinosa. Portobelo, aunque era un sitio muy seguro, era una bahía estrecha y llena de montañas lo cual la hacía insalubre y teniendo en cuenta que era un recorrido que duraba mucho tiempo, se establecía que los barcos esperaban la plata en Cartagena, otra bahía segura y más salubre, con una ciudad más grande donde se obtenían suministros más fácil.
En 1708 se decidió de manera temeraria ir a Portobelo después de estar dos años en Cartagena, cargar los barcos con los metales preciosos y a la vuelta, cuando vinieran con el tesoro, llegando al puerto estarían esperando los ingleses para capturar la flota.
“Los ingleses llegaron con naves de guerra que eran mucho más rápidas, ligeras y preparadas para tomar lo que traían los barcos”, sostiene Martín.
Es importante conocer que el cargamento de metales preciosos no se distribuían por igual entre los barcos —que eran de distintos tamaños y armamentos—. “Este iba en los barcos más protegidos, los que estaban mejor armados y llevaban más cañones, es decir, la nave capitana y la almiranta, en este caso el San José era la capitana y el San Joaquín la almiranta”, asegura.
A eso se le suma las perlas que salieron del Archipiélago de las Perlas, en el pacífico panameño, y los bienes de los civiles que viajaban en estos barcos, dice Martín. “No solo se movía carga de la corona, sino que viajaban particulares con sus objetos más preciados”.
Datos que también aprendió Florentino. Que era la nave insignia de la Flota de Tierra Firme, y había llegado procedente de la feria legendaria de Portobelo, en Panamá, donde había cargado parte de su fortuna: trescientos baúles con plata del Perú y Veracruz, y ciento diez baúles de perlas reunidas y contadas en la isla de Contadora.
Los ingleses ya sabían cuáles eran los barcos donde estaban los tesoros y por eso se fueron directo por el San José.
El San Joaquín logró librarse de la emboscada e ingresar a la bahía de Cartagena para protegerse, mientras que el San José intentó regresarse, pero no lo consiguió.
CONTEXTO ARQUEOLÓGICO. “Ese contexto arqueológico sin intervención es un tesoro”, asegura el director del Mapuka.
Se trata de los pocos galeones que participaron de la Carrera de Indias y por ello se podría investigar desde una perspectiva científica, puesto que “la mayoría de galeones justamente por la carga que tenían han sido saqueados desde los años 70 en el Caribe, y el saqueo por parte de los cazatesoros ha destruido para siempre los contextos arqueológicos para entender e interpretar”.
“La ventaja del sitio donde yace el Galeón, que es a más de 600 metros de profundidad, es que está en un contexto ambiental que ha garantizado una conservación importante de los restos”. En otros lados los cazatesoros han llegado porque los naufragios están poco profundos. Este puntualmente es muy profundo y ha garantizado que se mantenga sin tocar 300 años después y “conviene para que se pueda recuperar toda la información del caso”.
Gabo narró que durante el tiempo que permaneció aquí, cuyos días y noches habían sido de fiestas populares, “cargaron el resto del tesoro destinado a sacar de la pobreza al reino de España”. Ahora, más allá de una muestra de amor de Florentino a Fermina, es la reconstrucción de lo que era la sociedad para ese momento. Un tesoro más allá de las perlas y el oro.