¿Qué hacer ante el desplome?
Las relaciones de los gobernantes con las encuestas son burlescas. No se quieren pero se soportan, como les pasa a algunas suegras con ciertos yernos. Por muchas cualidades que tenga el novio, ellas siempre creerán que su hija se merecía un príncipe azul, aunque después se destiña. Pues bien: los presidentes siempre creen que merecen mejor calificación en las encuestas. Y cuando les va muy mal, como ocurrió con Santos y ya empezó a suceder con Duque, entonces salen con el cuento de que ellos no gobiernan para las encuestas. Ocurre, sin embargo, que sin las encuestas les resulta muy difícil gobernar. Punto. En el caso de Duque es evidente que su arranque ha estado muy por debajo de las expectativas, como lo muestra la encuesta de Invamer. Y quien debe tomar decisiones para contrarrestar la situación es el propio Duque, puesto que si la tendencia se mantiene su situación se tornaría muy difícil de manejar.