Lloró a moco tendido.
Así, como se dice coloquialmente, se vio a Laura González desde que pisó el Centro de Convenciones horas antes de entregar la corona como Señorita Colombia. Fue tanto su lloriqueo, que tuvieron que retocarle el maquillaje varias veces. Justo en el momento que le tocaba salir al escenario, personal de producción apresuradamente tuvo que secarle las lágrimas con una toalla para que se viera radiante. Horas después, ella al igual que buen número de sus compañeras terminaron resfriadas. Al día siguiente de la coronación fue peor, no pudieron levantar cabeza por la gripe. Y eso que a todas las habían vacunado contra la influenza.