Duque y el CD, un pulso entre la derecha y el centro
En conversación con EL HERALDO, el presidente del Congreso y parlamentarios uribistas costeños hablan de si hay división o no en la colectividad.
BOGOTÁ. No son pocas las divergencias sobre multiplicidad de temas que han surgido entre el Gobierno de Iván Duque y el Centro Democrático, o entre sectores del propio uribismo, y de las cuales ha tenido que ser espectadora la opinión pública en estos 100 días largos que lleva en el Ejecutivo el partido liderado por el expresidente y senador Álvaro Uribe.
Algunos atribuyen el hecho a la existencia de dos alas en la colectividad, una dura y una blanda, una más de derecha y una más de centro, o una que cuestiona a Duque y otra que lo rodea, para ponerlo en varios términos. También hay quienes, al mejor estilo Hollywood, explican el asunto sugiriendo que se trata de la vieja estrategia de ‘el policía malo y el policía bueno’, tras la que el uribismo sondea a la ciudadanía lanzando ideas polémicas frente a algunos asuntos y, al mismo tiempo, genera empatía con la opinión y las otras colectividades políticas con contrapropuestas más moderadas y conciliadoras de parte de Duque, de un sector del partido o del propio Uribe.
Y aunque para cualquiera de estas miradas siempre hay un resquicio de conjetura, lo cierto es que las controversias han estado al orden del día desde hace tres meses: la más reciente fue la propuesta del presidente del Congreso, Ernesto Macías, de convocar una Asamblea Constituyente para sacar adelante las apretadas en tiempo reformas a la justicia y política y “ajustar” los acuerdos de paz, a la que el jefe de Estado dijo que por ahora no; también Macías planteó días antes la ampliación del periodo presidencial y en la Casa de Nariño tampoco les sonó, o al menos eso hizo saber el primer mandatario.
Con ocasión de los 100 días de Duque en la presidencia, el exministro Fernando Londoño, considerado uno de los uribistas ‘duros’, criticó al mandatario señalando, entre otras cosas, que no ha cambiado la cúpula militar, que las cifras del narcotráfico siguen subiendo, que solo se reúne con cantantes, que no extradita a las Farc, que la reforma a la justicia “da risa” y que pondrá impuestos a la comida de los pobres.
De hecho, del mismo 7 de agosto data la suerte de ‘doble personalidad’, comparable a la del doctor Jekyll y el señor Hyde, cuando Macías dio un polémico discurso, aplaudido por los sectores de la derecha dura, y el presidente Duque se pronunció en un tono más conciliador, más neutral, y por ello mejor recibido por las otras colectividades.
Le siguió a este episodio el de la Consulta Anticorrupción, frente a la que el jefe de Estado se mostró de acuerdo e incluso convocó a posteriori la Mesa Técnica Anticorrupción, como una mixtura entre el Gobierno y las bancadas ante la contundencia en la votación de casi 12 millones de colombianos. Y, sin embargo, el líder del partido y el gran elector del país, Álvaro Uribe, viró de posición a última hora frente a las preguntas del mecanismo de participación ciudadana.
Otros desacuerdos han surgido en torno al hundido proyecto del congelamiento del salario de los congresistas, sobre el que la Presidencia ha dicho que sí pero sectores de la bancada que no, y algo similar ocurrió con el límite de tres periodos a los elegidos en corporaciones públicas, que naufragó en la Cámara y ahora en la reforma política le tiraron un salvavidas.
Las críticas por el no cambio de la cúpula militar tienen nombre propio: la senadora María Fernanda Cabal, quien ha manifestado que la cúpula actual fue la de la paz de Juan Manuel Santos, que no es de fiar para el nuevo gobierno y que permitió el incremento de las hectáreas de coca. Pero el primer mandatario ha mantenido la tranquilidad y ha preferido la estabilidad en las altas esferas castrenses, que han llegado hasta esa posición tras al menos 30 años de trabajo.
Y una de las rupturas internas más fuertes de la bancada oficialista ocurrió con la elección del contralor general de la República, pues el candidato de Uribe y del ala derecha de la colectividad era el presidente de Fedegán, el samario José Félix Lafaurie, quien terminó derrotado, no obstante, por Carlos Felipe Córdoba, quien a pesar de ser también cercano al uribismo, era más un militante de varios colores políticos de centro y centro derecha.
Por ello, la sibilina frase de la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, de extracción conservadora, de que “una cosa es el Gobierno y otra el Centro Democrático”, ha sido una constante en la relación entre el uribismo y la Casa de Nariño.
“URIBE NOS UNE”
El presidente del Senado, Ernesto Macías, le dijo a EL HERALDO que la división existe y que es lo habitual en una colectividad política: “El Centro Democrático es un partido político integrado por personas con criterio y libertad de pensamiento, no somos una secta. Por tal razón, en nuestro partido hay divisiones y distintas formas de pensar y de expresar lo que pensamos, luego es normal que permanentemente se escuchen voces expresando diversas formas de ver las cosas. Sin embargo, el liderazgo del presidente Uribe nos une y nos alinea”.
Frente a los enfrentamientos que suele haber entre la bancada gobiernista y la Casa de Nariño, Macías sostuvo que “en el Centro Democrático hay algunas personas que no están de acuerdo con ciertas decisiones del presidente Iván Duque, mientras otros pensamos que está haciendo lo indicado para un país que recibió descuartizado por la peor crisis fiscal e institucional de la historia”.
Y reconoció que hay radicales en el uribismo y que, palabras más palabras menos, siempre los habrá: “Yo creo que aquellos radicales que desde la campaña se opusieron a Duque, poco a poco van a entender y a aceptar que elegimos a un presidente responsable y serio, quien conformó un equipo de ministros para el duro momento que le tocó y a quien le ha correspondido tomar medidas y decisiones impopulares para rescatar el país. Duque, al final del día terminará haciendo un gran gobierno, que será orgullo del Centro Democrático y convencerá a los radicales y escépticos de que estaba transitando por el camino correcto. De todas formas y pase lo que pase con el Gobierno, las divisiones en el partido no desaparecerán”.
APOYO A DUQUE.
El senador barranquillero del Centro Democrático, Carlos Meisel, le dijo a este diario que, en su caso personal, apoya al jefe de Estado: “Este es un momento de dificultades, y considero que cuando uno se involucra en un proceso con tantos retos como el de transformar a Colombia, pues tiene que estar dispuesto a encontrarse con estas dificultades. Este Gobierno apenas está empezando y yo tengo la ilusión de que enderezaremos este país. Mientras guarde esa ilusión, el presidente Duque contará con todo mi respaldo”. Y se mostró confiado en que el Ejecutivo poco a poco se sacudirá los “errores” de estos primeros meses: “Muy probablemente se han cometido algunos errores, pero tenemos el 90% del tiempo de Gobierno por delante para enmendarlos. Así que aquí estoy, con toda, con el presidente Duque”.
“ESTAMOS MÁS SÓLIDOS QUE NUNCA”
En gran parte al gobierno pasado atribuyó el representante momposino del uribismo, Enrique Cabrales, los problemas por los que atraviesa el umbral de la era duquista: “La situación hoy de Colombia no es la mejor. El Gobierno tiene que enfrentar el resultado de ocho años de desgobierno de Juan Manuel Santos. No en vano en mi partido hay un apoyo irrestricto al presidente Duque, confiamos en su criterio y estamos ahí como su partido para respaldarlo”.
Por ello, dijo, en vez de diferencias, lo que hay son propuestas y alternativas: “Es evidente que tendremos que enfrentar desafíos que nos plantea la actual situación del país y eso implica que debemos presentar propuestas para encontrar soluciones a tantos problemas y responderle a Colombia. Es precisamente por esta situación que muchos sectores quieren ver un partido dividido, pero en realidad lo que muchos llaman diferencias, realmente es eso: el planteamiento de propuestas y alternativas para solucionar el problema en el que está sumergido el país”.
Y, finalmente, aseguró Cabrales, en diálogo con este medio, que el Centro Democrático no se romperá: “Nosotros sabíamos a lo que nos enfrentábamos desde que iniciamos el trabajo para llegar al Congreso y luego a la Presidencia, y los colombianos depositaron su voto de confianza en Iván Duque, porque él era el único que reunía las calidades para navegar el barco que se hundía. Así que quienes quieren ver fragmentado al partido no lo van a lograr porque estamos más sólidos y unidos que nunca”.