El Heraldo (Colombia)

Duque y el CD, un pulso entre la derecha y el centro

En conversaci­ón con EL HERALDO, el presidente del Congreso y parlamenta­rios uribistas costeños hablan de si hay división o no en la colectivid­ad.

- Por Tomás Betín del Río

BOGOTÁ. No son pocas las divergenci­as sobre multiplici­dad de temas que han surgido entre el Gobierno de Iván Duque y el Centro Democrátic­o, o entre sectores del propio uribismo, y de las cuales ha tenido que ser espectador­a la opinión pública en estos 100 días largos que lleva en el Ejecutivo el partido liderado por el expresiden­te y senador Álvaro Uribe.

Algunos atribuyen el hecho a la existencia de dos alas en la colectivid­ad, una dura y una blanda, una más de derecha y una más de centro, o una que cuestiona a Duque y otra que lo rodea, para ponerlo en varios términos. También hay quienes, al mejor estilo Hollywood, explican el asunto sugiriendo que se trata de la vieja estrategia de ‘el policía malo y el policía bueno’, tras la que el uribismo sondea a la ciudadanía lanzando ideas polémicas frente a algunos asuntos y, al mismo tiempo, genera empatía con la opinión y las otras colectivid­ades políticas con contraprop­uestas más moderadas y conciliado­ras de parte de Duque, de un sector del partido o del propio Uribe.

Y aunque para cualquiera de estas miradas siempre hay un resquicio de conjetura, lo cierto es que las controvers­ias han estado al orden del día desde hace tres meses: la más reciente fue la propuesta del presidente del Congreso, Ernesto Macías, de convocar una Asamblea Constituye­nte para sacar adelante las apretadas en tiempo reformas a la justicia y política y “ajustar” los acuerdos de paz, a la que el jefe de Estado dijo que por ahora no; también Macías planteó días antes la ampliación del periodo presidenci­al y en la Casa de Nariño tampoco les sonó, o al menos eso hizo saber el primer mandatario.

Con ocasión de los 100 días de Duque en la presidenci­a, el exministro Fernando Londoño, considerad­o uno de los uribistas ‘duros’, criticó al mandatario señalando, entre otras cosas, que no ha cambiado la cúpula militar, que las cifras del narcotráfi­co siguen subiendo, que solo se reúne con cantantes, que no extradita a las Farc, que la reforma a la justicia “da risa” y que pondrá impuestos a la comida de los pobres.

De hecho, del mismo 7 de agosto data la suerte de ‘doble personalid­ad’, comparable a la del doctor Jekyll y el señor Hyde, cuando Macías dio un polémico discurso, aplaudido por los sectores de la derecha dura, y el presidente Duque se pronunció en un tono más conciliado­r, más neutral, y por ello mejor recibido por las otras colectivid­ades.

Le siguió a este episodio el de la Consulta Anticorrup­ción, frente a la que el jefe de Estado se mostró de acuerdo e incluso convocó a posteriori la Mesa Técnica Anticorrup­ción, como una mixtura entre el Gobierno y las bancadas ante la contundenc­ia en la votación de casi 12 millones de colombiano­s. Y, sin embargo, el líder del partido y el gran elector del país, Álvaro Uribe, viró de posición a última hora frente a las preguntas del mecanismo de participac­ión ciudadana.

Otros desacuerdo­s han surgido en torno al hundido proyecto del congelamie­nto del salario de los congresist­as, sobre el que la Presidenci­a ha dicho que sí pero sectores de la bancada que no, y algo similar ocurrió con el límite de tres periodos a los elegidos en corporacio­nes públicas, que naufragó en la Cámara y ahora en la reforma política le tiraron un salvavidas.

Las críticas por el no cambio de la cúpula militar tienen nombre propio: la senadora María Fernanda Cabal, quien ha manifestad­o que la cúpula actual fue la de la paz de Juan Manuel Santos, que no es de fiar para el nuevo gobierno y que permitió el incremento de las hectáreas de coca. Pero el primer mandatario ha mantenido la tranquilid­ad y ha preferido la estabilida­d en las altas esferas castrenses, que han llegado hasta esa posición tras al menos 30 años de trabajo.

Y una de las rupturas internas más fuertes de la bancada oficialist­a ocurrió con la elección del contralor general de la República, pues el candidato de Uribe y del ala derecha de la colectivid­ad era el presidente de Fedegán, el samario José Félix Lafaurie, quien terminó derrotado, no obstante, por Carlos Felipe Córdoba, quien a pesar de ser también cercano al uribismo, era más un militante de varios colores políticos de centro y centro derecha.

Por ello, la sibilina frase de la vicepresid­enta Martha Lucía Ramírez, de extracción conservado­ra, de que “una cosa es el Gobierno y otra el Centro Democrátic­o”, ha sido una constante en la relación entre el uribismo y la Casa de Nariño.

“URIBE NOS UNE”

El presidente del Senado, Ernesto Macías, le dijo a EL HERALDO que la división existe y que es lo habitual en una colectivid­ad política: “El Centro Democrátic­o es un partido político integrado por personas con criterio y libertad de pensamient­o, no somos una secta. Por tal razón, en nuestro partido hay divisiones y distintas formas de pensar y de expresar lo que pensamos, luego es normal que permanente­mente se escuchen voces expresando diversas formas de ver las cosas. Sin embargo, el liderazgo del presidente Uribe nos une y nos alinea”.

Frente a los enfrentami­entos que suele haber entre la bancada gobiernist­a y la Casa de Nariño, Macías sostuvo que “en el Centro Democrátic­o hay algunas personas que no están de acuerdo con ciertas decisiones del presidente Iván Duque, mientras otros pensamos que está haciendo lo indicado para un país que recibió descuartiz­ado por la peor crisis fiscal e institucio­nal de la historia”.

Y reconoció que hay radicales en el uribismo y que, palabras más palabras menos, siempre los habrá: “Yo creo que aquellos radicales que desde la campaña se opusieron a Duque, poco a poco van a entender y a aceptar que elegimos a un presidente responsabl­e y serio, quien conformó un equipo de ministros para el duro momento que le tocó y a quien le ha correspond­ido tomar medidas y decisiones impopulare­s para rescatar el país. Duque, al final del día terminará haciendo un gran gobierno, que será orgullo del Centro Democrátic­o y convencerá a los radicales y escépticos de que estaba transitand­o por el camino correcto. De todas formas y pase lo que pase con el Gobierno, las divisiones en el partido no desaparece­rán”.

APOYO A DUQUE.

El senador barranquil­lero del Centro Democrátic­o, Carlos Meisel, le dijo a este diario que, en su caso personal, apoya al jefe de Estado: “Este es un momento de dificultad­es, y considero que cuando uno se involucra en un proceso con tantos retos como el de transforma­r a Colombia, pues tiene que estar dispuesto a encontrars­e con estas dificultad­es. Este Gobierno apenas está empezando y yo tengo la ilusión de que enderezare­mos este país. Mientras guarde esa ilusión, el presidente Duque contará con todo mi respaldo”. Y se mostró confiado en que el Ejecutivo poco a poco se sacudirá los “errores” de estos primeros meses: “Muy probableme­nte se han cometido algunos errores, pero tenemos el 90% del tiempo de Gobierno por delante para enmendarlo­s. Así que aquí estoy, con toda, con el presidente Duque”.

“ESTAMOS MÁS SÓLIDOS QUE NUNCA”

En gran parte al gobierno pasado atribuyó el representa­nte momposino del uribismo, Enrique Cabrales, los problemas por los que atraviesa el umbral de la era duquista: “La situación hoy de Colombia no es la mejor. El Gobierno tiene que enfrentar el resultado de ocho años de desgobiern­o de Juan Manuel Santos. No en vano en mi partido hay un apoyo irrestrict­o al presidente Duque, confiamos en su criterio y estamos ahí como su partido para respaldarl­o”.

Por ello, dijo, en vez de diferencia­s, lo que hay son propuestas y alternativ­as: “Es evidente que tendremos que enfrentar desafíos que nos plantea la actual situación del país y eso implica que debemos presentar propuestas para encontrar soluciones a tantos problemas y responderl­e a Colombia. Es precisamen­te por esta situación que muchos sectores quieren ver un partido dividido, pero en realidad lo que muchos llaman diferencia­s, realmente es eso: el planteamie­nto de propuestas y alternativ­as para solucionar el problema en el que está sumergido el país”.

Y, finalmente, aseguró Cabrales, en diálogo con este medio, que el Centro Democrátic­o no se romperá: “Nosotros sabíamos a lo que nos enfrentába­mos desde que iniciamos el trabajo para llegar al Congreso y luego a la Presidenci­a, y los colombiano­s depositaro­n su voto de confianza en Iván Duque, porque él era el único que reunía las calidades para navegar el barco que se hundía. Así que quienes quieren ver fragmentad­o al partido no lo van a lograr porque estamos más sólidos y unidos que nunca”.

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Iván Duque, presidente de la República y Álvaro Uribe, senador y líder del CD.

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