El Heraldo (Colombia)

El ‘swing’ alegre de Valle que conquistó Barranquil­la

Esta selección de softbol se robó el show en los Supérate.

- Por Salomón Asmar Soto Twitter: @heybarro

El impacto seco del bate contra la pelota retumba en toda la cancha del estadio Edgardo Schemel en Barranquil­la. Dentro del diamante hay seriedad y concentrac­ión absoluta. Afuera, en el banquillo visitante, hay música y baile.

La selección de Softbol del Valle cae por paliza ante las locales, el equipo de Atlántico. Sorprenden­temente, no hay tristeza ni pesimismo. La sonrisa de las vallunas es imborrable.

“Ante todas las situacione­s siempre estamos alegres. Somos muy positivas sin importar si ganamos o perdemos. Lo importante es conservar esa energía”, contó Laura Viáfara, shortstop del Valle. Filosofía que pareciera reflejarse en cada hit, lanzamient­o o carrera. Estas chicas del Instituto Sixto María Rojas, en una vereda de Jamundí, nunca le pusieron pausa a la alegría.

Dentro del banquillo hay un solo hombre, un anciano de gorra roja y barba canosa, al que las chicas se acercan y le piden consejo. Su pasión por el equipo se le sale a gritos e intenta corregir un error defensivo con sus manos. ‘El profe’, como llaman a Alirio Ramos, le ha dedicado su vida a este proyecto, que le ha cambiado la vida a estas jóvenes deportista­s.

“Lo más importante es que las chicas están adquiriend­o experienci­a. Es la primera vez que salen de su vereda, en Jamundí, y están muy contentas disfrutand­o el viaje. Todo esto es muy gratifican­te y su felicidad se refleja en el terreno de juego”, expresó Alirio.

Todo gran proyecto tiene un líder, aquella persona que conoce a su equipo y los motiva a ser mejores. La entrenador­a de la selección de Valle, Andrea Marín, se muere de ganas por meterse a batear al terreno de juego. Ella alienta enérgica a sus jugadoras cuando son ponchadas y les corrige con instruccio­nes precisas. Sus shorts y tenis son un reflejo de su juventud, pero su semblante enfocado denota mucha experienci­a.

“Para mí es la mejor entrenador­a del mundo. Ella nos ha inculcado disciplina, respeto y nos ha guiado a todas a este viaje tan hermoso. La admiro mucho”, aseguró Yadira Carabalí, de 17 años. Sus pupilas son todo elogios para una mujer que les ha inculcado lo significat­ivo que es vivir el deporte con intensidad y pasión.

Valle se regresa a su pequeña vereda en Jamundí con un grato recuerdo. No se llevan en sus maletas las dos derrotas o los abultados marcadores, sino la alegría intensa de un grupo de niñas softbolera­s que se han convertido en una familia.

Algunos dicen que lo más importante de los viajes es el recorrido y no el destino. Otros, críticos deportivos que se jactan de tener la verdad absoluta, afirman que lo importante es ganar; que levantar un trofeo es el significad­o de la victoria.

Muchos de los atletas que llegaron a participar en los Juegos Supérate en Barranquil­la se han ido a sus hogares sin medallas. Estas jóvenes del Valle, alegres y festivas, llevan orgullosas su mayor triunfo en sus sonrisas.

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LUIS RODRIÍGUEZ La alegría caracteriz­ó al equipo.
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Las chicas de Valle y su sonrisa.
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