El Heraldo (Colombia)

Esa no es la alternativ­a

La propuesta del Gobierno de construir una carretera que bordee la Ciénaga Grande puede ser positiva, y ayudaría a descongest­ionar la actual vía a Ciénaga. Pero que no nos vendan la idea como la solución al problema.

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En los últimos días se han producido dos hechos relacionad­os con la vía de Barranquil­la a Ciénaga que, en vez de dar tranquilid­ad, lo que han conseguido es disparar los interrogan­tes sobre el futuro de esta carretera tan importante para la Costa.

Por una parte, la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, afirmó que el proyecto del nuevo trazado de la vía, que se encuentra desde hace meses a la espera del dictamen de la autoridad ambiental, es “demasiado costoso”. Y anunció, a modo de certificad­o de defunción de esta opción, que se buscarían soluciones alternativ­as.

Por otra parte, tal como lo informó EL HERALDO en su edición del domingo, el Gobierno plantea la construcci­ón de una nueva carretera que, pasado el puente Pumarejo, baje por el departamen­to del Magdalena en paralelo al río Magdalena, rodee la Ciénaga Grande y llegue hasta Fundación. Allí empalmaría con la troncal que conduce al interior del país o, si se va en sentido contrario, a Ciénaga. Desde el ministerio han presentado esta carretera como una alternativ­a a la actual vía a Ciénaga, que los costeños –y muy en particular los barranquil­leros– llevamos ya muchos años esperando que se amplíe y se repare en sus puntos más críticos. Desde ya queremos expresar nuestra opinión de que este proyecto no es una alternativ­a. Y que presentarl­o como tal solo induce a la confusión. No nos oponemos, ni más faltaba, a que se construya dicha carretera, que acortaría el trayecto para el transporte de carga y los buses que se dirigen al interior del país y, por eso mismo, absorbería parte del tráfico que hoy circula por la vía a Ciénaga. Todo lo que ayude a descongest­ionar esta arteria y a agilizar el tráfico en el territorio nacional es positivo. Pero el nuevo trazado no solo no solucionar­ía el problema a los camiones o buses que tienen por destino Ciénaga, Santa Marta y el norte de la Región Caribe, sino que lo agravaría. Por la sencilla razón de que el trayecto aumentaría en unos 150 kilómetros por el rodeo a la Ciénaga Grande, en caso tal de que los transporti­stas se vean obligados a hacer uso de dicho trazado.

Más allá de si se concreta o no la nueva propuesta del Gobierno, esta no es, insistimos, la alternativ­a a la vía a Ciénaga. Es otra cosa. Y lo que esperamos de la administra­ción central es que nos diga con nitidez, sin circunloqu­ios, qué va a hacer para garantizar una buena y expedita conexión entre Barranquil­la, Santa Marta y el norte de la Costa.

Si su propósito es dejar la actual vía a Ciénaga como está, mal vamos. Si el proyecto que dejó el anterior Gobierno es muy caro, que se busque una fórmula más realista. Pero que no pretendan hacernos el canje de una carretera por la otra.

Si el proyecto que dejó el anterior Gobierno es demasiado costoso, que se busque una fórmula más realista. Pero que no pretendan hacernos el canje de una carretera por la otra.

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