El Heraldo (Colombia)

¡Ojo con los nombres!

- Por Nicolás Renowitzky Renowitzky

No cabe la menor duda de que los nombres, así como las marcas, tienen una tremenda importanci­a en el futuro de personas, equipos, elementos urbanos y productos, por lo que la acertada escogencia de estos requiere de un análisis cuidadoso, visionando los pro y contra del nombre o marca a escoger. Tratándose de personas lo lógico es escoger nombres reales, porque ahora hay la mala costumbre de pretender inventarse unos nuevos para que la víctima no tenga tocayos y hasta le sobre el apellido. Recuerdo aún cuando antes de ser inaugurada la fugaz y cachureta plaza de toros de Barranquil­la sobre la Cordialida­d, se abrió supuestame­nte un concurso para escoger su nombre. Yo sugerí Plaza de Toros ‘La Arenosa’, tanto por aquello de “sangre y arena”, como por el remoquete con el que se reconoce a nuestra ciudad. Además, nombre muy cercano a nuestros afectos. Pero no, esta fue bautizada como la ‘Monumental del Caribe’. Esta sí tenía de “Caribe”, pero de monumental nada de nada. El nombre “no pegaba” con la realidad.

Cuando se fundó el equipo de natación del Atlántico se le bautizó como ‘Tiburones’, nombre apropiado para un equipo local de natación. Si este se hubiera bautizado como ‘Los Halcones’, la vaina no hubiera funcionado. Pero ahora en los equipos deportivos pareciera que los encargados de bautizarlo­s, de escogerles un nombre adecuado, no analizaran qué es lo que puede llegarle al corazón de una afición y de un pueblo. Águilas Doradas, Jaguares, Leones, etc., son nombres que no pueden generar el necesario sentido de pertenecía de una hinchada. Si a un equipo de Montería lo bautizaran ‘Sinuanos’, muy segurament­e le llegaría más al corazón de su hinchada, que ‘Jaguares’, que es su nombre; como también si uno de Sincelejo se llamara ‘Sabaneros’, o del Cesar, ‘Vallenatos’; o de Santa Marta, ‘Samarios’; y el de Riohacha, ‘Wayuus’. Quizás podrían decir ¡qué falta de imaginació­n! Pero de que lograrían más arraigo popu- lar, no hay la menor duda.

Al actual equipo profesiona­l de básquetbol de Barranquil­la se le bautizó con el nombre de ‘Titanes’. ¿Qué diablos tenemos en común los barranquil­leros con ese nombre? Según Wikipedia, “los titanes fueron los predecesor­es de los doce dioses del Olimpo en la mitología griega”. Los barranquil­leros seremos “ñeros” o “currambero­s”, pero de griegos no tenemos ni la G. Yo me sentiría más identifica­do si nuestro equipo se llamara, por ejemplo, ‘Caribes’, o inclusive ‘Ñeros’, porque en un partido contra cualquier otro equipo se estaría defendiend­o, además, nuestra idiosincra­sia. Supongo que la hinchada local sentiría una mayor emoción si ‘Ñeros’ vencieran a ‘Piratas’ de Bogotá, que cuando ganan los ‘Titanes’. Como sí sucede con nuestros ‘Caimanes’ en el béisbol profesiona­l, o con ‘Las Tiburonas’ en el nuevo equipo femenino de fútbol. También debe suceder en otras ciudades, con ‘Búcaros’ de Santander, con ‘Sabios’, de Caldas; con los ‘Cimarrones’ del Chocó o ‘Patriotas’ de Tunja, que son nombres adecuados que deben generar respaldo de sus equipos. ¿Pero… ‘Piratas’ de Bogotá? ¡Y es que así se llama su equipo de básquetbol! ¿Habrá llegado algún día de nuestra historia un pirata a Bogotá? No imagino un pirata con ruana, “eso no pega”, como diría un niño. Esa es la importanci­a de los nombres.

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