Gibraltar complica el Brexit
En una cumbre extraordinaria este domingo, los líderes de 27 países de la Unión Europea y el Reino Unido pretenden alcanzar un acuerdo básico para el Brexit. Un documento de 585 páginas detalla todo tipo de aspectos técnicos para una fase transitoria hasta que se produzca el di- vorcio definitivo a finales de 2020. Ambas partes se dan este tiempo de transición para negociar los términos finales de la futura relación entre Gran Bretaña y la UE. En estos meses de negociaciones arduas, el escollo principal era la frontera entre la República de Irlanda y la región británica de Irlanda del Norte. Finalmente, se ha encontrado una solución temporal para evitar una “frontera dura” en la isla verde.
En el último momento, sin embargo, ha surgido otro problema de origen territorial. España amenaza con vetar el acuerdo para el Brexit si no se garantiza de forma muy explícita que cualquier negociación sobre la futura y definitiva relación entre el Reino Unido y la UE no incluya a Gibraltar. “La negociación sobre Gibraltar es distinta porque para nosotros no forma parte del Reino Unido. Es un territorio colonial”, explicó el ministro de Exteriores, Josep Borrell.
La pequeña roca en la punta sur de la Península Ibérica fue cedida al Reino Unido en el Tratado de Utrecht en 1713 tras la Guerra de Sucesión, aunque España nunca ha abandonado sus pretensiones sobre este puerto estratégico dado que el tratado preveía su devolución en el caso de que Gran Bretaña quisiera cambiar el régimen pactado. La dictadura de Franco llegó a cerrar la frontera, confinando a los gibraltareños a un duro asilamiento. Afortunadamente, hoy Gibraltar y sus 32.000 habitantes están altamente integrados en la economía del Campo de Gibraltar, una parte de Andalucía con un desempleo muy por encima de la media en España. Resulta inconcebible volver a cerrar una frontera por la que a diario cruzan miles de personas para trabajar en el Peñón. No sorprende pues que en el referéndum de 2016 el 96% de los gibraltareños votase en contra del Brexit.
Sin embargo, buena parte de la pujanza de la colonia británica se debe a negocios turbios, como el contrabando –sobre todo de tabaco– y su categoría de paraíso fiscal, y el gobierno español quiere aprovechar el Brexit para lidiar con ellos. Ha logrado que el acuerdo de la UE incluya la creación de comisiones bilaterales para negociar asuntos de fiscalidad, aduana, contrabando, medio ambiente y los derechos de los trabajadores en la Roca. Y, más allá de este acuerdo básico, Madrid insiste en la idea de una soberanía compartida entre Reino Unido y España como mejor garantía para que Gibraltar siga disfrutando de las ventajas del mercado único europeo. Está claro que Gibraltar no puede estar a la vez dentro y fuera de la UE. Bajo cosoberanía española estaría dentro, aunque tendría que aceptar que le marquen las reglas y normas desde fuera, todo en el marco de alguna forma de autogobierno parecida a lo que tiene hoy como colonia de Su Graciosa Majestad.