El Heraldo (Colombia)

TAQUITOS Y BATAZOS La herencia de Junior

- RAFAEL CASTILLO

No sabemos si por fin la octava estrella se bordará en el escudo de Junior. Tiene 360 minutos todavía (180 ante Águilas y otros 180 ante Tolima o Dim) para procurar dar las últimas puntadas y estamparla por siempre en su camiseta. No podemos asegurar que disputará su primera final en un torneo internacio­nal en sus 94 años de historia (está a solo 90 minutos en casa, con dos goles de ventaja sobre Santa Fe). No es posible garantizar (si llega a concretar su clasificac­ión a la final de la Copa Sudamerica­na) si podrá vencer o no a Fluminense o Atlético Paranaense.

Los trofeos con los que todo el juniorismo sueña están ahí, cercanos, accesibles, luchables, peleables, alcanzable­s, pero no materializ­ados. Faltan varias batallas para cantar victoria y redondear con gloria y títulos un semestre fructífero desde varios puntos de vista. Sí, ha sido fructífero, aunque no se haya visto reflejado en las tribunas del estadio Roberto Meléndez.

Más allá de si se consigue levantar o no los dos galardones que están sobre la mesa (los cuales hay que buscar con todo, sin conformism­o), Junior ya ganó bastante para lo que viene. Pase lo que pase en la agonía de esta temporada, quedará una valiosa herencia futbolísti­ca al club.

Ya se puede decir que tiene un lateral izquierdo joven, con calidad y carácter. Gabriel Fuentes, con solo 21 años, demostró sus buenas condicione­s y se atornilló en la titular. Su temple para afrontar el desafío profesiona­l, su despliegue físico, su firmeza defensiva y su respaldo al ataque están dando de qué hablar. Si continúa enfocado y con los pies en la tierra, se marchará pronto al exterior y será opción para la Selección Colombia, que hoy en día no tiene a un dueño indiscutid­o de su posición. Se habló todo el tiempo de la necesidad de fichar un lateral izquierdo y resulta que estaba ahí no más, en el patio de la casa, en el Barranquil­la FC, en la despensa rojiblanca.

De allí mismo, se extrajo un zaguero sólido como Willer Ditta. Igualmente a Luis Díaz, que luce consolidad­o, y ganó una opción ofensiva como Daniel Moreno. Este combo de canteranos, bien llevados con la experienci­a de Julio Comesaña, y en su primera participac­ión en primera división (excepto Díaz, que debutó el año anterior), ha hecho un aporte vital para que Junior sea protagonis­ta en Colombia y en Sudamérica. A este ciclo tiburón le falta conquistar los objetivos grandes, pero ya tiene una gran herencia.

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