TAQUITOS Y BATAZOS La herencia de Junior
No sabemos si por fin la octava estrella se bordará en el escudo de Junior. Tiene 360 minutos todavía (180 ante Águilas y otros 180 ante Tolima o Dim) para procurar dar las últimas puntadas y estamparla por siempre en su camiseta. No podemos asegurar que disputará su primera final en un torneo internacional en sus 94 años de historia (está a solo 90 minutos en casa, con dos goles de ventaja sobre Santa Fe). No es posible garantizar (si llega a concretar su clasificación a la final de la Copa Sudamericana) si podrá vencer o no a Fluminense o Atlético Paranaense.
Los trofeos con los que todo el juniorismo sueña están ahí, cercanos, accesibles, luchables, peleables, alcanzables, pero no materializados. Faltan varias batallas para cantar victoria y redondear con gloria y títulos un semestre fructífero desde varios puntos de vista. Sí, ha sido fructífero, aunque no se haya visto reflejado en las tribunas del estadio Roberto Meléndez.
Más allá de si se consigue levantar o no los dos galardones que están sobre la mesa (los cuales hay que buscar con todo, sin conformismo), Junior ya ganó bastante para lo que viene. Pase lo que pase en la agonía de esta temporada, quedará una valiosa herencia futbolística al club.
Ya se puede decir que tiene un lateral izquierdo joven, con calidad y carácter. Gabriel Fuentes, con solo 21 años, demostró sus buenas condiciones y se atornilló en la titular. Su temple para afrontar el desafío profesional, su despliegue físico, su firmeza defensiva y su respaldo al ataque están dando de qué hablar. Si continúa enfocado y con los pies en la tierra, se marchará pronto al exterior y será opción para la Selección Colombia, que hoy en día no tiene a un dueño indiscutido de su posición. Se habló todo el tiempo de la necesidad de fichar un lateral izquierdo y resulta que estaba ahí no más, en el patio de la casa, en el Barranquilla FC, en la despensa rojiblanca.
De allí mismo, se extrajo un zaguero sólido como Willer Ditta. Igualmente a Luis Díaz, que luce consolidado, y ganó una opción ofensiva como Daniel Moreno. Este combo de canteranos, bien llevados con la experiencia de Julio Comesaña, y en su primera participación en primera división (excepto Díaz, que debutó el año anterior), ha hecho un aporte vital para que Junior sea protagonista en Colombia y en Sudamérica. A este ciclo tiburón le falta conquistar los objetivos grandes, pero ya tiene una gran herencia.